Alfred Hitchcock

 
La ventana indiscreta. Con su nueva musa, Grace Kelly, Hitchcock rodaría en los 50 Crimen perfecto (1953), La ventana indiscreta (1954) y Atrapa a un ladrón (1955), junto a Cary Grant. De la tres, no hay duda de que La ventana indiscreta (1954) sigue figurando entre las más valoradas por su singular perspectiva, que ha suscitado interesantes debates sobre el arte del cine. James Stewart encarna a Jeff, un reportero gráfico que, tras haber sufrido un accidente, debe permanecer en una silla de ruedas durante varios meses. Su novia Lisa (Grace Kelly), con la que de momento no tiene pensado casarse, le visita con cierta frecuencia. Desde su apartamento en Greenwich Village, Jeff puede ver todo lo que acontece en el vecindario, y, para no aburrirse, empieza a curiosear con su teleobjetivo o sus prismáticos, hasta que su atención recae sobre el extraño comportamiento de un vecino: su conducta y la desaparición de su mujer le llevan a creer que la ha asesinado. Es una de la películas de Hitchcock que más ha permanecido en la memoria colectiva de los espectadores, y no sólo por la presencia de James Stewart o Grace Kelly, sino porque el cine posterior bebió insistentemente de su propuesta visual. La trama es simple, pero la habilidad de Hitchcock se encuentra, precisamente, en dar tensión a esa simplicidad. Adoptando el punto de vista del voyeur, Hitchcock lanza el anzuelo al espectador para que sea los ojos de Jeff, se interrogue como él lo hace, padezca su inmovilidad con la misma angustia y quiera llegar adonde no puede llegar.