Isabel I de Inglaterra

 
La Armada Invencible. La rivalidad entre Isabel I y Felipe II no era sólo por cuestiones religiosas. Por pintoresco que parezca, el devotísimo soberano se había planteado la posibilidad de casarse con aquella soltera empedernida, no por amor, por supuesto, sino "para combatir la herejía en su mismo centro y por el bien de la fe católica". Pero luego el enfrentamiento se había trasladado al ámbito colonial: Isabel autorizó oficialmente las piraterías de Drake, Hawkins y otros corsarios, que desvalijaron sin miramientos las naves hispanas cargadas de oro en ruta por el Atlántico. El asesinato de María Estuardo fue la gota que colmó la paciencia de Felipe II: erigido en vengador, fletó la Armada Invencible con el fin de invadir de una vez por todas Inglaterra, llamada la "pérfida Albión". Como es sabido, la gran flota sucumbió a la presión de los barcos ingleses y de los temporales, y hubo de regresar sin haber logrado su cometido. Una vez más Isabel sorteó airosa un peligroso trance, posiblemente el más difícil de su reinado. En la imagen, La derrota de la Armada española, tal y como la imaginaría muchos años después (1796) el artista británico Philipp Jakob Loutherbourg.