Mahoma

 
Batalla de Khaybar. La rapidez de estas conquistas iniciales, logradas ante los imperios Persa y Bizantino, ha llamado la atención de los historiadores, que han intentado explicarla atendiendo a factores de muy diversa índole, a veces contradictorios y no siempre bien fundamentados. El entusiasmo religioso fue sin duda un factor importante, capaz de llevar a los musulmanes a la guerra santa para convertir a los infieles, pero no se puede olvidar que, por razones económicas, los musulmanes tenían más interés en conquistar que en convertir, y, por otra parte, la base de los ejércitos musulmanes la constituían los beduinos, más atraídos por el botín que por el entusiasmo religioso. Tan influyente o más que el entusiasmo religioso debió ser la democratización lograda por el Islam; el hecho de que todos los creyentes fueran iguales ante Alá (y ante el califa) y que sólo fueran distinguidos por su mayor o menor celo en servir a uno y otro debió de ser un móvil importante en las primeras campañas, que constituían un modo de ascenso en la escala social. En la imagen, Mahoma (con el rostro cubierto con un velo y ayudado por los ángeles) combatiendo en la batalla de Khaybar (629).