Lord Carnarvon

(George Edward Stanhope Molyneux Herbert, Conde de Carnarvon; Berkshire, 1866 - El Cairo, 1923) Egiptólogo británico que fue patrocinador y socio de Howard Carter en el descubrimiento de la tumba de Tutankamón. George Herbert de Carnarvon siguió estudios en el Eton y en el Trinity College de Cambridge y empezó a excavar en Tebas como aficionado en 1906, pero pronto necesitó la asesoría de un experto.


Lord Carnarvon

Encontró entonces la ayuda de Howard Carter, un antiguo empleado del departamento de antigüedades del gobierno egipcio. La colaboración entre ambos comenzó en 1907, cuando Carter accedió a supervisar las excavaciones de Lord Carnarvon; como resultado de su trabajo en común publicaron en 1912 Five Years' Exploration at Thebes, que documentaba el descubrimiento de distintas tumbas de la XII y la XVIII dinastías egipcias.

Interrumpidas las excavaciones por la Primera Guerra Mundial, Lord Carnarvon y Howard Carter retomaron sus investigaciones una vez finalizado el conflicto, y el 4 de noviembre de 1922 hallaron la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes. Semioculta bajo la de Ramsés II, era la única que no había sido saqueada, y contenía intacto el suntuoso ajuar funerario y los sarcófagos con la momia del rey, constituyendo su descubrimiento uno de los más valiosos de la historia de la egiptología, pese a corresponder a un faraón menor. En febrero de 1923 se franqueó la cámara sepulcral; el sarcófago se descubrió el 3 de enero de 1924.

Carnarvon murió el 5 de abril de 1923, en un hospital de El Cairo, como resultado de infecciones y complicaciones surgidas a raíz de una picadura de mosquito acaecida durante la visita a la recién abierta cámara funeraria de la tumba. El fallecimiento de Lord Carnarvon y el de otras personas allegadas al descubrimiento en los años siguientes dio origen a una serie de especulaciones y teorías sobre una supuesta «maldición de Tutankamón», según las cuales aquéllos que habían intervenido en la profanación de la tumba hallarían tarde o temprano la muerte como castigo por su sacrilegio. Tal fantasía fue alimentada por algunos pseudoestudiosos y por la prensa sensacionalista durante más de una década.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].