Alfredo Casella

(Turín, 1883 - Roma, 1947) Pianista y compositor italiano. En casa de su padre, distinguido violoncelista, se familiarizó tempranamente con los clásicos de la música de cámara; desde la edad de cinco años había iniciado el estudio del piano bajo la dirección de su madre, y el 15 de abril de 1894 se presentaba en un concierto público en el Círculo de Artistas.


Alfredo Casella

Después de un segundo concierto en el teatro Carignano (19 de abril de 1896), y habiendo quedado huérfano de padre, su madre le llevó a París durante el otoño y le matriculó en el Conservatorio para que continuara los estudios musicales. Terminó brillantemente los cursos de piano con Louis Diémer y, después de haber estudiado armonía y contrapunto con Xavier Leroux, siguió la composición con Gabriel Fauré.

Inició luego una intensa actividad de pianista solista, como acompañante y director de orquesta, que no le impidió lograr el recogimiento necesario para la composición: ésta permaneció siempre para él estrechamente ligada a su profesión musical y alimentada de continuo por su activa participación en este arte y en cuanto a él se refería. Todos los anhelos de Alfredo Casella apuntaron al único fin de inculcar en Italia un gusto musical moderno nacional y a la vez europeo, pasando a través de las más dispares experiencias técnicas y artísticas internacionales, para volver de nuevo con admiración a la gran tradición musical italiana de los siglos XVII y XVIII.

De regreso en Italia en 1916, desempeñó hasta 1926 una cátedra de piano en el Conservatorio de Santa Cecilia de Roma y en 1932 le fue confiada la cátedra de perfeccionamiento pianístico. Como compositor, libró duras batallas contra la incomprensión del público y también contra parte de los ambientes musicales. En 1924 fundó, con Gian Francesco Malipiero y Gabriele D'Annunzio, la Corporazione delle Nuove Musiche, que desarrolló una campaña de saneamiento del gusto. Como director de la Academia Musicale Chigiana en Siena y organizador de las primeras Semanas Musicales Sienesas, su nombre está vinculado al renacimiento de Vivaldi, cuya obra difundió con extraordinario impulso.

Había dotado ya a la música italiana de un vasto repertorio instrumental y sinfónico, donde se expresa una renovación de fondo y forma, y realizado una feliz incursión en el teatro con el ballet La giara (La tinaja, 1924), inspirada en la comedia de Pirandello del mismo título, cuando se acercó, después de larga vacilación, al auténtico teatro musical con la ópera La donna serpente (1932), sacada de la fábula de Carlo Gozzi y basada musicalmente en una continuación de la tradición que inició el Falstaff de Verdi y que completa con experiencias modernas. Del mismo año data la Favola d'Orfeo, con texto de Poliziano.

Infatigable polemista, Alfredo Casella reunió sus propios escritos en el volumen 21 + 26 (1931), al que siguieron en 1942 sus memorias artísticas, I secreti della Giara. En Il pianoforte (1939), como en algunas admirables revisiones de clásicos musicales, consigna los secretos más preciados de su experiencia pianística. A partir del verano de 1943 soportó con estoica firmeza el terrible mal que había de acabar con su existencia. Dio fin entonces, entre atroces sufrimientos, a la grandiosa Messa per la pace (1945); su última aparición fue como concertista en una "tournée" con Edwin Fischer y otros pianistas en la interpretación de los conciertos de Bach para dos, tres y cuatro pianos.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].