Agustín Chicarro

(Madrid, 1956) Astrónomo español. Agustín Chicarro nació en Madrid el 23 de julio de 1956. A la temprana edad de cinco años sentía un vivo interés por todo lo relacionado con el espacio, impulsado en parte por su padre, que le enseñó a seguir la trayectoria de los planetas en el cielo nocturno. Este interés caló hondo en él, ya que, aunque inicialmente quiso ser médico, más tarde se decantó por las ciencias de la vida y amplió los límites de su curiosidad a las ciencias de la Tierra. Su interés por la Tierra como parte del sistema solar le llevó a extender el campo de investigación en lugar de reducirlo, como suelen hacer los que buscan especializarse en un campo de investigación concreto.


Agustín Chicarro

Esto le impulsó a estudiar, tras finalizar el bachillerato en el Instituto Francés, disciplinas como geología, geofísica, geoquímica, biología y astrofísica en la Universidad París-Sur, en Orsay, por la que se doctoró con una tesis sobre la tectónica de Marte, la primera en Europa dedicada a este planeta. Más tarde desarrolló, durante un período de tres años, trabajos de investigación en el Instituto Lunar y Planetario de Houston, Estados Unidos, centrados especialmente en la geología de los planetas Marte, Venus y Mercurio, así como de nuestro satélite natural, la Luna.

Al frente del ESTEC

De regreso en España, continuó sus investigaciones en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y trabajó como docente en universidades de Taiwan, durante tres años. Finalmente, en 1998, ingresó en la Agencia Espacial Europea (ESA), en cuyo Centro de Tecnología e Investigación Espacial (ESTEC), en Noordwijk, Países Bajos, desarrolló desde entonces estudios relativos a misiones de la agencia que tenían por destino tanto el planeta Rojo como el único satélite de la Tierra, la Luna.

Los principales campos de su quehacer científico incluían la geología planetaria y, en particular, la tectónica y los cráteres de impacto, tanto de Marte como de la Tierra y de otros planetas, sin olvidar el apasionante campo de la astrobiología. Agustín Chicarro es autor de múltiples informes de la ESA, así como de un importante número de trabajos científicos.

Este investigador español de proyección internacional residente en los Países Bajos es un ávido lector, incansable viajero y amante de la fotografía. Además tiene un especial interés en el aprendizaje de idiomas, tales como el ruso, el japonés o el chino. Chicarro confía en que las misiones que han llegado a Marte ayuden a obtener una visión muy completa sobre la historia del planeta y acerca de su geología, lo que permitirá conocer la manera en que este cuerpo celeste ha evolucionado hasta hoy.

Dado que Marte es el planeta que más se parece a la Tierra desde el punto de vista de su superficie, su geología y su clima, mientras que la Tierra es mucho más parecida a Venus en lo que se refiere a su estructura interior y a su geodinámica, Chicarro está profundamente fascinado por las diferencias existentes en los caminos a través de los cuales han evolucionado estos tres cuerpos del sistema solar y por conocer el proceso que ha hecho que, desde su formación, Marte se haya convertido en el mundo frío e inhóspito que es en la actualidad. En este sentido, la misión Mars Express de la ESA constituye un auténtico reto para la planetología moderna.

Objetivo: Marte

Como director científico de la misión Mars Express, de la ESA, que logró situarse con éxito en la órbita marciana en diciembre de 2003, Chicarro confiaba en que, gracias a ella, sería posible disponer de una visión global del planeta con un nivel de detalle muy superior al que se poseía por entonces, ya que cada nueva misión a Marte supone un salto cuantitativo enorme en lo referente a nuestro conocimiento acerca del planeta. Dado su interés por las ciencias de la vida, no debe extrañar que este investigador considerara que uno de los objetivos principales de la misión consistía en desentrañar si hay o ha habido vida en Marte y dónde hay agua, así como las cantidades y la forma en que ésta aparezca.

La proximidad de Marte respecto de la Tierra ha favorecido que sean varias las misiones que han puesto rumbo al planeta Rojo. La gran diferencia entre las misiones de la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la de la ESA radica, esencialmente, en el hecho de que las de la NASA han costado más de 800 millones de dólares, mientras que la de la ESA ha ascendido tan sólo a 190 millones de dólares (unos 150 millones de euros), con lo que la Mars Express, a pesar de la pérdida del robot explorador Beagle 2, va a suministrar la misma cantidad de información a un precio mucho menor. La misión Mars Express se prolongará aproximadamente un año marciano completo, es decir, un total de 687 días terrestres.

Aunque otras dos cámaras orbitan Marte -las de las sondas estadounidenses Mars Global Surveyor y Mars Odyssey-, la cámara de la Mars Express es más potente, ya que puede tomar una imagen global y resolver objetos individuales en la superficie planetaria que tengan un tamaño igual o superior a 10 metros. Cuando se enfoca un campo menor, su resolución aumenta hasta los 2 metros. Sucede lo mismo con los espectrómetros y magnetómetros, que superan claramente a los instrumentos de las otras sondas.

Los instrumentos de la Mars Express

La sonda Mars Express lleva a bordo siete experimentos avanzados, unos equipos muy sofisticados desarrollados por instituciones científicas de diferentes países, tanto europeos como de Rusia, Estados Unidos, Japón y China.

Cuatro instrumentos se dedican al estudio de la superficie marciana: la HRSC (High Resolution Stereo Camera) es una cámara de altísima resolución que realiza mapas topográficos y toma imágenes a todo color y en tres dimensiones de la totalidad del planeta; el espectrómetro infrarrojo OMEGA (IRMapping Spectrometer) explora la composición mineralógica de la superficie; el altímetro radar MARSIS (Sub-surface Sounding Radar/Altimeter) mide la profundidad y la composición del suelo en busca de agua y hielo, y los experimentos de radio MaRS (Radio Science Experiment) analizan el interior de Marte y su geodesia.

Otros tres instrumentos se dedican al estudio de la atmósfera: el ASPERA (Energetic Neutral Atoms Analyser) estudia la atmósfera superior y examina los efectos del viento solar sobre ella, midiendo los gases neutros y los cargados eléctricamente; el PFS (Planetary Fourier Spectrometer) estudia la atmósfera en infrarrojos creando mapas en 3D de temperaturas y presiones, y el SPICAM (UVand IR Atmospheric Spectrometer) mide la composición y la estructura de la atmósfera.

Agustín Chicarro se ocupó del desarrollo de estos instrumentos, y tras el éxito que supuso la entrada en órbita de la sonda en diciembre de 2003, fue el encargado, junto con su equipo, de asegurarse de que todos cumplían los objetivos para los que habían sido diseñados. Aprovechando este magnífico equipo instrumental, la sonda interplanetaria Mars Express tuvo también como objetivo la exploración del satélite marciano llamado Fobos, de 22 kilómetros de diámetro, que durante los dos años de duración de la misión espacial había de situarse varios centenares de veces a una distancia de aproximadamente 3.000 kilómetros, lo que permitió explorarlo en detalle.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].