Enrique IV

(Goslar, c. 1050-Lieja, 1106) Emperador germánico (1056-1106). Sucedió a su padre, Enrique III, con la regencia de su madre Inés de Poitiers. Se enfrentó a Gregorio VII porque este papa pretendía acabar con las investiduras imperiales. Reunió en Worms a obispos y príncipes feudales que votaron la destitución del papa; éste excolmugó a Enrique, librando a sus súbditos del juramento de fidelidad. En vista de que peligraba el Imperio, el emperador solicitó el perdón del papa. Absuelto, y mientras en Alemania era elegido como emperador Rodolfo de Suabia, Enrique IV regresó a sus dominios y derrotó a sus enemigos en 1080. Muerto Rodolfo, regresó a Italia, tomó Roma (1084) y nombró papa a Clemente III, el cual le coronó como emperador. De regreso en Alemania, no fue capaz de dominar la difícil situación del país. Incluso sus propios hijos llegaron a conspirar contra él, y fue obligado a abdicar por uno de ellos (el futuro Enrique V) en 1105.