Johann Michael Fischer

(Burglengenfeld, 1692 - Munich, 1766) Arquitecto alemán. Junto con Dominikus Zimmermann, la familia Dientzenhofer y los hermanos Asam, Johann Michael Fischer elevó a cimas insuperables el arte religioso del rococó, sobre todo en Baviera y Suabia.

Nacido en el seno de una familia de albañiles, Johann Michael Fischer nunca ocultó su origen popular y artesano, titulándose arquitecto-albañil. Tampoco viajó fuera de Alemania, a excepción del vecino país de Austria, donde probablemente asimiló el estilo de Francesco Borromini a través de la arquitectura de Johann Bernhard Fischer von Erlach y de Johann Lukas von Hildebrandt. Con el rococó francés entró en contacto gracias a haber trabajado en Diessem al lado de Jean-François de Cuvilliés. Desde 1717 residió en Munich, dedicado casi exclusivamente a construir iglesias y monasterios, especialmente de la orden benedictina. Por los grandes servicios prestarlos a la iglesia, mereció ser enterrado en la Frauenkirche de Munich. La lápida sepulcral indicaba que había edificado treinta y dos iglesias y veintitrés monasterios.


Iglesia del monasterio de Ottobeuren

Johann Michael Fischer se esforzó siempre por crear en sus iglesias brillantes y variadísimos conjuntos gracias a la interpenetración de los espacios, en cuyo recorrido el ojo encuentra siempre nuevos y distintos planos y perspectivas sin agotarlos nunca. Este concepto estilístico se verifica lo mismo en las iglesias que levantó de nueva planta como en otras a medio construir (Zwiefalten y Ottobeuren, por ejemplo), en las que las dificultades espolearon al artista a superarse a sí mismo. El ritmo saltarín que conduce de un ámbito a otro con suma agilidad, sin que se pueda precisar el límite de cada uno, es una constante en el estilo de Fischer, quien elevó a categoría el constante fluir del espacio rococó.

Con semejante versatilidad espacial se corresponde en lo decorativo la rocalla, inestable comodín y pieza transicional por excelencia, que tipifica vulgarmente el mismo estilo rococó. Por otra parte, Fischer supo rodearse de un equipo de estupendos estucadores, escultores y pintores (Leiter, Spiegler, Günther, J. B. Zimmermann, etc.), quienes esmaltaron sus iglesias con una movida y rutilante decoración, la cual contribuye a crear un clima de fantasía fácilmente trocable en sentimiento religioso, ingenuo y popular pero espontáneo.

Fischer suele vertebrar los tramos interiores de sus iglesias en torno a un eje longitudinal sobre el que se suceden los espacios más variados. Esquemáticamente, tras un estrecho vestíbulo rectangular u oval, se abre la amplia nave integrada por una o varias elipses interpenetradas tangencialmente, que conducen a una rotonda copulada con capillas angulares sobremontadas por tribunas; a ésta sigue un tramo rectangular u oval que desemboca en la capilla mayor, semicircular.

Así sucede en la iglesia de Santa Ana am Lebel (1727-1730) de Munich, en la de los franciscanos en Ingolstadt (1732-1736), y con mayor complejidad en la iglesia palatina de San Miguel in Berg am Laim (1737-1742), construida en los alrededores de Munich para el arzobispo elector de Colonia, y en la de la abadía benedictina de Rott am Inn (1759), obra póstuma de Fischer y una de sus construcciones maestras.

Por el contrario, en el monasterio de Zwiefalten (1737-1765) aprovechó la larga y estrecha nave de la iglesia románica preexistente para crear un profundo efecto de perspectiva, gracias a los rítmicos pares de columnas y a la bóveda continua que impulsan la mirada hacia el fondo. El mismo dispositivo se aprecia en el templo prioral de los agustinos de Diessem (1733).

En la iglesia del monasterio de Ottobeuren, en la que Fischer colaboró elaborando los últimos planos (1744), se combina la larga nave con una rotonda central flanqueada por los brazos semicirculares del crucero. El exterior de todas estas iglesias no manifiesta la complejidad del interior; externamente suelen ser edificaciones muy simples, de limpios y netos perfiles, destacando la fachada con un cuerpo cóncavo fuertemente moldurado y las torres que a veces lo flanquean (como en San Miguel de Munich y en Ottobeuren), terminadas en cúpulas bulbosas.

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Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].