Manuel Pavía

(Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque; Cádiz, 1827 - Madrid, 1895) Militar español recordado especialmente por el golpe de Estado del 3 de enero de 1874 (el «golpe de Pavía»), que preludió la caída de la Primera República española (1873-1874) y la restauración de la monarquía borbónica (1875).


Manuel Pavía

Manuel Pavía ingresó muy joven en el ejército y siguió la carrera de las armas. Por sus méritos en la II Guerra Carlista alcanzó el rango de capitán de infantería, y unos años después, en 1854, el de comandante. En 1866 intervino, a las órdenes del general progresista Juan Prim, en una sublevación contra el régimen isabelino, y, ante el fracaso del pronunciamiento, tuvo que exiliarse por un corto tiempo. Dos años después participó en la Gloriosa, el alzamiento cívico-militar que destronó en 1868 a Isabel II y dio inicio al llamado Sexenio Democrático (1868-1874).

En los años siguientes luchó tanto contra el carlismo como contra el cantonalismo. Al principio de la III Guerra Carlista combatió a Antonio Dorregaray en Navarra, y durante la Primera República (1873-1874) consiguió sofocar el movimiento cantonalista andaluz con su enérgica acción, que le valió el ascenso a teniente general. En 1873, el que sería último presidente de la Primera República, Emilio Castelar, lo nombró capitán general de Castilla la Nueva. Este importantísimo puesto le convirtió en árbitro de la situación.

Desde el punto de vista político, Manuel Pavía se inclinaba por la república unitaria, y, en ese sentido, se sentía identificado con el ideario de Castelar, al que apoyaba incondicionalmente, y abiertamente enfrentado a los republicanos federalistas. El 3 de enero de 1874, estando sobre aviso de que Emilio Castelar, tras haber perdido una moción de confianza, podía verse obligado a ceder su puesto al federalista Eduardo Palanca, Manuel Pavía acudió al Congreso con dos compañías de la Guardia Civil, a las que ordenó desalojar el salón de sesiones.

Disueltas de este modo las Cortes, Pavía telegrafió a las autoridades civiles y militares, anunciando que el poder iba a ser transferido a los jefes de todos los partidos políticos, excepto a los federalistas y a los carlistas. Él mismo convocó a los políticos más significativos y a los capitanes generales del Ejército, les recomendó la república unitaria y les dejó solos para que deliberasen. El proceder de Pavía fue ásperamente censurado por los defensores del sistema parlamentario, y el mismo Castelar publicó al día siguiente una protesta enérgica, que intentó acallar, sin conseguirlo, los rumores insistentes de que el golpe había sido preparado y llevado a cabo con su connivencia.

En la práctica, la disolución de las Cortes significó el principio del fin de la Primera República; el general Francisco Serrano ocupó autocráticamente la presidencia, y a finales de 1874, con el pronunciamiento de Arsenio Martínez Campos, se restauraba en España la monarquía en la persona de Alfonso XII. En septiembre del mismo año Manuel Pavía había sido destituido, y se hallaba todavía sin destino cuando se produjo la proclamación de Alfonso XII como rey. El nuevo monarca sostuvo a Pavía, quien, en 1876, fue elegido diputado por Madrid, con el apoyo del Gobierno.

En 1880, el presidente Antonio Cánovas del Castillo lo nombró senador vitalicio. Entre 1880 y 1881 fue capitán general de Cataluña, y de 1885 a 1886, de Castilla la Nueva, donde reprimió el levantamiento de Manuel Villacampa. Su último cargo público fue el de presidente del Tribunal Supremo de Guerra y Marina, en 1892. Manuel Pavía escribió, entre otras obras, El ejército del Centro, desde su creación el 25 de julio de 1874 hasta el primero de octubre del mismo año (1878) y Reflexiones y apuntes políticos para la historia contemporánea (1882).

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].