Pedro Rubiales

(Alburquerque, Badajoz, c. 1511 - Roma, c. 1560) Pintor español cuya trayectoria artística se desarrolló en su mayor parte en Italia, donde fue conocido como Roviale Spagnolo y también como Pietro Roviale o Ruviale. Poco se sabe de su época de aprendizaje; en 1536 aparece documentado en Madrid, y en 1540 pintó en Valencia, junto con Gaspar Requena, el retablo de Santa Úrsula para el convento de la Puridad (hoy en el Museo de Bellas Artes de Valencia), que presenta evidentes afinidades con el arte del italiano Rafael Sanzio.


Detalle de La batalla de Zama (1544), de Pedro Rubiales

Ese mismo año o el siguiente se estableció en Roma, y poco después, en 1543, ingresó en la cofradía de pintores romanos. Su estilo recibió allí la influencia de Francesco Salviati, en especial en lo que hace referencia al rigor formal y a la síntesis propias de Miguel Ángel, tan presente a su vez en la obra del romano. A esta etapa pertenece La Conversión de San Pablo (1545), para la iglesia de Santo Spirito in Sassia, donde también se rastrea la influencia de Perin del Vaga, quizá maestro suyo en su taller. En el fresco La batalla de Zama (1544), en los Museos Capitolinos, es plenamente patente el influjo de lo dos maestros mencionados. Importante para su evolución artística fue su contacto con el historiador y pintor Giorgio Vasari, al que ayudó en obras como la decoración de la Sala Farnesiana del Palacio de la Cancillería, junto con Gaspar Becerra y otros artistas.

En 1548 se trasladó a Nápoles, donde realizó varios frescos: el de la capilla de la Sommaria del Castel Capuano, construida por el virrey Pedro de Toledo, que está considerado como su obra más relevante (de nuevo es perceptible la huella de Perin del Vaga y de Salviati, pero también la de Polidoro de Caravaggio), y los grandes frescos de la Historia de Jonás y la Historia de Esaú y Jacob en la capilla de los príncipes de Sulmona de la iglesia de Santa María de Monteoliveto. La ciudadanía napolitana apreció mucho estos trabajos, por lo que pasó a ser uno de los artistas más prolíficos de la ciudad.

De regreso a Roma en 1552, volvió a coincidir con su amigo Gaspar Becerra (a la postre nombrado pintor y escultor de cámara por Felipe II) y pintó algunos de los frescos del Palacio Massimo di Pirro (Súplica de Ana a Eneas, dentro del ciclo de la Historia de Dido y Eneas), así como un Crucificado para la pala del altar del oratorio del Gonfalone; por su exacerbado dramatismo próximo a la mística, esta última obra parece derivar ya hacia los postulados de la pintura de la Contrarreforma. En esta última etapa en Roma dibujó parte de las ilustraciones de la Historia de la composición del cuerpo humano, tratado de anatomía de Juan Valverde impreso por Antonio Lafreri.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].