José de Torres y Martínez Bravo

(Madrid, 1665 - id., 1738) Compositor español. Organista y maestro de la Capilla Real, fundó una importante imprenta musical y escribió música religiosa y el primer tratado español de bajo cifrado.

A los diez años de edad ingresó en el colegio de los Niños Cantorcicos de Madrid. Es probable que José de Torres tuviera como maestros a Cristóbal Galán, José Sanz y Diego de F. Bruna, músicos ligados a la Real Capilla, institución de la que dependía el citado colegio. En diciembre de 1686 (aunque hay algunas fuentes que sitúan este evento casi diez años más tarde) accedió a la plaza de organista de la Real Capilla.

En 1699 fundó una imprenta de música, la única existente por entonces en España. En ella José de Torres no sólo decidió dar un impulso renovador al panorama musical español con la difusión de la música italiana, sino que imprimió diversos tratados teóricos de autores españoles de importancia, entre los que se cuentan los de Pablo Nassarre, Francisco Montanos, D. Fernández de Huete, Pedro Ulloa, Jorge de Guzmán, Antonio Martín y los suyos propios, empezando por Reglas generales de acompañar en órgano, clavicordio y arpa, aparecido en 1702 con el beneplácito de Sebastián Durón, maestro a la sazón de la Real Capilla.

Una real cédula de Felipe V le permitió entrar libremente y sin pago de derechos todo el papel que necesitaba para su imprenta, lo cual propició la divulgación de gran cantidad de tratados y partituras. La complicidad de gustos con la nueva dinastía Borbón supuso la perfecta vía de entrada para el estilo musical procedente de Italia y propició una reedición, en 1736, de sus Reglas generales, en la que aparecía un añadido en el que Torres explicaba el “estilo moderno” para acompañar las obras italianas.

Por lo que respecta a su carrera profesional, José de Torres fue maestro de música en el colegio de los Niños Cantorcicos entre 1689 y 1691. A partir de 1695 se le empezó a conocer como compositor en las “jornadas y músicas de cámara” organizadas en el seno de la corte. Tras la reorganización que tuvo lugar en la Real Capilla con la llegada de Felipe V, Torres tuvo que aceptar el puesto de segundo organista, aunque mantuvo el sueldo que le correspondía como primero.

En 1712 se le nombró responsable único de toda la composición para el culto de la Real Capilla, una actividad que desde hacía unos años había compartido con Antonio de Literes. En 1716 recuperó el puesto de primer organista y, desde 1718, ocupó, al fin, el anhelado cargo de maestro. Pocos años más tarde, la aparición del músico italiano Felipe Falconi, protegido por la esposa del rey, Isabel de Farnesio, supuso para Torres un progresivo y penoso proceso de decaimiento físico que no hizo más que agravarse con la llegada de Francesco Corselli, otro italiano favorito de la reina.

La música de José de Torres y Martínez Bravo fue muy apreciada mientras vivió, pero, después de su muerte, no tardó mucho en ser olvidada. En sus primeras obras, siempre de correcto contrapunto, buscó seguir la tradición española, a menudo con recursos polifónicos recogidos del pasado. A partir de lo que podría considerarse una segunda etapa compositiva, que se inició, más o menos, cuando fue nombrado maestro de la Real Capilla, Torres adoptó las maneras italianas: introdujo la orquesta con formas cercanas a las concertantes italianas, escribió para solos y asumió la forma recitativo-aria.

A pesar de ello, su obra no fue nunca puramente “italiana” en un sentido estricto, debido a su permanente contención con los efectos expresivos y ornamentaciones, y a su casi exagerado sentido de la brevedad. Escribió misas, motetes, salmos, himnos, letanías, antífonas, lecciones y pasiones, así como cantatas, villancicos y canciones (tres géneros para los que se servía de la lengua castellana), obras para órgano y, sorprendentemente, una zarzuela, El imposible mayor, de la cual se tiene noticia por el antiguo archivo de música de la casa de Alba de Madrid, desaparecido después de la Guerra Civil.

El prestigio de que gozaron algunas de sus obras religiosas explica que un buen número de ellas se encuentre repartido en diversos archivos de catedrales y monasterios de toda España, entre otros los de las catedrales de Salamanca y Santiago de Compostela (A Coruña), y los de los monasterios de El Escorial (Madrid) y Montserrat (Barcelona).

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].