Urraca de Navarra

(Asturias, hacia 1130 - Palencia, 1189) Reina de Navarra, esposa de García Ramírez. Era hija ilegítima del monarca castellano Alfonso VII, pues había nacido de una relación extramarital de éste con una doncella asturiana, hija del conde Pedro Díaz, llamada Gontrada Pérez. Su biografía se enmarca en un momento muy complejo de las relaciones entre las tres monarquías peninsulares cristianas más importantes (Navarra, Castilla y Aragón), debido a las continuas guerras entre estos estados causadas por el afán imperialista de Alfonso VII.

A pesar de que el tratado de Támara (1127) había puesto la paz entre Alfonso el Batallador y el monarca castellano, tras la muerte del monarca aragonés en 1134, Alfonso VII había aprovechado para recuperar varios puestos fronterizos, lo que encendió la guerra entre Navarra, Castilla y Aragón. A ello se sumó, en 1140, la declaración de independencia de Portugal por parte de Alfonso Enríquez, con el apoyo navarro.

Por ello, la pretendida paz firmada en 1440 incluía la boda entre Sancho, hijo legítimo de Alfonso VII y heredero del reino de Castilla, y Blanca de Navarra, hija del rey de Navarra García el Restaurador, cuando la princesa llegase a edad núbil. A pesar de este pacto matrimonial, y a pesar también de que García de Navarra había jurado fidelidad y vasallaje a Alfonso VII en las cortes de León (1135), la guerra fronteriza continuó entre ambos reinos. Por ello fue necesario llegar a un nuevo acuerdo matrimonial, que incluyó al propio monarca navarro y a doña Urraca, hija ilegítima de Alfonso VII.

Para sellar el pacto, ambos monarcas se encontraron en Carrión de los Condes, desde donde se dirigieron a León, ciudad en la que tuvo lugar el enlace entre Urraca y García, el 19 de junio de 1144. Los festejos derivados de la boda real duraron hasta bien entrado el mes de julio, tras lo cual el nuevo matrimonio se dirigió hacia territorio navarro, para que la reina Urraca fuese recibida por sus nuevos súbditos.

En los dos años siguientes, la paz fue duradera, salvo algunas pequeñas escaramuzas, entre Navarra y Castilla, a lo cual ayudaron sobradamente las frecuentes visitas que Alfonso VII hacía a su hija, como la ocurrida en Tudején, pedanía cercana a Fitero, en 1146, el mismo año en que Navarra y Aragón firmaron también una tregua que ponía paz por fin entre todos los reinos cristianos de la península. Así, pues, el fin matrimonial de doña Urraca parecía logrado con creces.

Sin embargo, la vida de Urraca dio un brusco cambio en 1150, cuando García Ramírez falleció como consecuencia de un accidente mientras se encontraba cazando. La reina Urraca regresó a Castilla y fue nombrada por su padre gobernadora de su territorio natal, Asturias, desde donde prestó un gran servicio a la política imperialista de Alfonso VII, ya que mantuvo la tierra asturiana pacificada.

Posteriormente, se instaló en Palencia, lugar del que era natural su segundo marido, el hidalgo Álvaro Rodríguez. Desde este momento (1160, aproximadamente), no hay más rastro de su vida, salvo que murió en 1189 y que fue enterrada en la capilla de San Antolín, dentro de la propia catedral de Palencia, donde todavía actualmente puede observarse su sepulcro.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].