Cristóbal Colón

 
En La Rábida. En 1485 Cristóbal Colón se presentó en el convento franciscano de La Rábida sin una moneda en el bolsillo ni un pedazo de pan que llevarse a la boca. Aquellos monjes, que habían tenido la nunciatura de Guinea con jurisdicción sobre todos los archipiélagos atlánticos, estaban muy vinculados a las islas Canarias y al mundo marinero, de modo que no les fue difícil poner al genovés en contacto con Martín Alonso Pinzón, armador local, persona muy estimada en el puerto de Palos y verdadero apasionado por los descubrimientos de tierras nuevas. Pinzón se entusiasmó inmediatamente con el proyecto de Colón y le llevó ante el duque de Medinaceli, quien le dio dinero y una elogiosa carta de presentación para los Reyes Católicos. Reconfortado por la generosidad del duque y por la bondad y comprensión de los franciscanos y el armador, Colón se dirigió a la corte, instalada en Córdoba, provisto de la valiosa recomendación ducal. El 20 de enero de 1486 consiguió ser recibido por los monarcas. Durante la audiencia, Fernando se mostró frío y evasivo, pero no así la reina Isabel, quien juzgó conveniente someter los planes de Colón a una comisión de peritos. En la imagen, un cuadro de E. Cano de la Peña en el que vemos a Colón exponiendo sus proyectos en La Rábida.