Frédéric Bastiat

(Mugron, Landes, 1801 - Roma, 1850) Economista francés. La figura de Frédéric Bastiat representa la orientación económica denominada optimista, por cuanto se inspira en el convencimiento de la armonía sustancial de los intereses de clase en el sistema económico y en una ilimitada confianza en el librecambio. Su vida, que inicialmente pareció destinada a la mediocridad, halló su verdadera senda gracias al contacto con los estudios económicos.


Frédéric Bastiat

En su juventud, Frédéric Bastiat hubo de abandonar los estudios de humanidades por la necesidad de ayudar a un tío suyo en el comercio; pero poco después pudo retirarse a una posesión que le dejara su padre y satisfacer allí su predilección por la filosofía y la historia. Casi inmediatamente, y tras haber pasado por el desengaño del escepticismo y la exaltación de la fe, encontró en el estudio de los economistas clásicos ingleses su mayor goce intelectual; dedicó particular interés a la obra realizada en Inglaterra por Richard Cobden, gracias al cual fue creada la asociación librecambista que, en 1846, lograba desterrar el antiguo régimen proteccionista británico.

A través de numerosas publicaciones difundió Bastiat en Francia los motivos de esta lucha, y, así, desarrolló una intensa labor en diarios y revistas (sobre todo en el Journal des Économistes); en 1845 publicó también el volumen Cobden et la Ligue. En los textos reunidos aquel mismo año bajo el título Sophismes économiques reveló, siempre en defensa del librecambio, brillantes y cáusticas dotes de polemista. Su actuación tuvo algunos resultados positivos, por cuanto en 1846 se fundaron, en Burdeos y París, asociaciones para el librecambio, de la última de las cuales fue Bastiat secretario general.

La revolución de 1848 le indujo a oponerse al socialismo y a sus representantes (Louis Blanc, Pierre Leroux y Pierre Joseph Proudhon) en textos como Propriété et loi (1848), Capital et rente (1849) y Justice et fraternité (1850). Acabó por separarse de la escuela inglesa, en la que percibía peligrosas concesiones a los principios socialistas, y durante este periodo fue miembro de la Asamblea Constituyente y de la Legislativa. Publicó en Roma, adonde se había dirigido para curarse, el más importante de sus libros: Las armonías económicas (1850), en el que expuso el conjunto de su doctrina tras las ásperas y mordientes polémicas críticas contra los proteccionistas y los socialistas, si bien la obra quedó incompleta a causa de su fallecimiento.

Personificación por excelencia del optimismo económico, Bastiat pone de manifiesto en Las armonías económicas su creencia en la fuerza de las leyes naturales, las cuales tienden al bienestar de la humanidad. "Todos los esfuerzos concurren hacia un gran resultado final que la humanidad no alcanzará nunca, pero al que se acercará más cada vez, y este resultado es la incesante aproximación de todas las clases hacia un nivel cada vez más elevado; en otras palabras, la igualdad de los individuos en el mejoramiento general".

En Las armonías económicas, esta premisa abre camino a Bastiat para enunciar su teoría del valor-servicio, que en el fondo no es otra cosa que un modo personal de presentar la teoría clásica del valor trabajo. Para Bastiat, la utilidad de una cosa se debe en parte a la acción de la naturaleza (gratuita) y en parte a la acción del hombre (onerosa). De aquí se sigue que sólo la parte onerosa tiene valor y la fuente de este valor es el trabajo. El valor es, pues, una relación entre dos servicios. La gran ley de la armonía, que en el fondo es el progreso de la civilización, hace que "la utilidad tienda a hacerse cada vez más gratuita y común viniendo progresivamente a pertenecer al dominio de la posesión individual, mientras que el valor, al contrario, tiende a disminuir cada vez más respecto a la utilidad con la que se relaciona".

De aquí que la riqueza no es la suma de los valores, sino la suma de la utilidad gratuita, en tanto que la propiedad individual sólo tiene en cuenta el valor, porque los dones de la naturaleza, que son gratuitos, no pueden ser objeto de propiedad. No niega por esto Bastiat la importancia de la propiedad, a la que, por el contrario, reconoce una función que no se puede dejar de tener en cuenta. Como el hombre cada vez crea nuevas necesidades que requieren nuevos esfuerzos, y por tanto nuevas utilidades onerosas, crea así las premisas necesarias para la transformación continua, a beneficio de la humanidad, de la utilidad onerosa en utilidad gratuita. En otras palabras, la propiedad misma crea las condiciones de la comunidad.

Naturalmente, para que pueda ocurrir todo esto es necesaria una condición: que el intercambio de servicios sea libre. De aquí la exaltación de la libre competencia que Bastiat glorifica fervorosamente. Inspirada más por un espíritu polémico que científico, la construcción teórica de Bastiat se ha revelado frágil; pero con todo, su obra dio a la escuela liberal francesa la impronta de su personalidad, en un momento en que la escuela liberal inglesa se aprestaba a hacer grandes concesiones al socialismo.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].