Vicente Espinel

(Vicente Gómez Martínez Espinel; Ronda, 1550 - Madrid, 1624) Escritor español recordado especialmente como autor de la Vida del escudero Marcos de Obregón (1618), obra vinculada al género picaresco en la que noveló numerosos episodios de su propia vida, rica en peripecias y aventuras.


Vicente Espinel

Hijo de Francisco Gómez y Juana Martín, Vicente Espinel marchó en 1570 a estudiar Artes a Salamanca, donde impartió clases de canto para poder subsistir. A raíz del proceso contra fray Luis de León, la universidad salmantina cerró sus puertas y Espinel hubo de regresar a su ciudad natal, donde fue nombrado capellán. Gracias a la ayuda e influencia de fray Rodrigo de Arce pudo volver luego a Salamanca y reemprender sus estudios. Sus años salmantinos fueron felices y fructíferos; entró a formar parte del círculo musical y literario de la época y entabló amistad con Luis de Góngora, Lope de Vega y los hermanos Argensola.

En 1574, ansioso de aventuras, comenzó una existencia agitada que le llevaría a muy variados lugares. Ese año se alistó en las filas del adelantado de la Florida, Pedro Menéndez de Avilés, en una expedición a América que fue suspendida a causa de la peste. Durante el periodo 1574-1577 fue escudero de Pedro de Castro, conde de Lemos, en Valladolid. Permaneció luego ocioso en Sevilla, donde frecuentó los bajos fondos y se relacionó con tunantes y ladrones, llevando aquel tipo de vida picaresca y escandalosa retratada en la Vida del escudero Marcos de Obregón.

Tras abandonar Sevilla, y con el favor del marqués de Denia, se dirigió a Italia para ponerse al servicio de Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia, que había sido nombrado gobernador de Milán. Probablemente fue apresado por los piratas durante el viaje y liberado por los genoveses. En 1578 desembarcó en Génova y se alistó en el ejército de Alejandro Farnesio, que se dirigía a Flandes. Allí encontró a Hernando de Toledo, su tío, a quien dedicó una égloga en la que canta sus amores con Antonia de Calatayud en Salamanca y Sevilla. Más tarde regresó a Milán con Ottavio Gonzaga y durante tres años viajó por Lombardía, como soldado o como músico de la casa de Antonio de Londoño.

Finalmente, cansado ya de vagar y con problemas de salud, Vicente Espinel abandonó la milicia y volvió a España. Aspiraba a recibir las órdenes sagradas y, como manifestación de arrepentimiento, escribió entonces una epístola dirigida a Francisco Pacheco, obispo de Málaga, en la que repudiaba la vida licenciosa de su juventud; de este modo consiguió ser ordenado sacerdote en Málaga.

En 1587 obtuvo beneficio eclesiástico en Ronda y dos años después alcanzó el título de bachiller en Artes por la Universidad de Granada. En 1592 se le asignó la capellanía del Hospital Real de Santa Bárbara en Ronda, cargo que desempeñó por poco tiempo, pues puso un substituto y marchó a Madrid. En 1596 le fue retirado el beneficio eclesiástico por su desordenado comportamiento. Tres años después obtuvo en Alcalá de Henares el título de maestro de Artes y fue nombrado maestro de capilla del obispo de Plasencia en Madrid. En 1609 ingresó en la Congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento y formó parte de la Academia Poética que protegía Félix Arias Girón.

Obras de Vicente Espinel

Su obra más relevante es la novela picaresca titulada Relaciones de la vida del escudero Marcos de Obregón, que actualmente suele editarse reduciendo su título a Vida del escudero Marcos de Obregón o Vida de Marcos de Obregón. Publicada en Madrid en 1618, se compone de un prólogo y tres partes tituladas Relación primera, Relación segunda y Relación tercera de la vida del escudero Marcos de Obregón; cada una de estas partes consta de un número variable de «descansos», término con que el autor designa los capítulos: Descanso I, Descanso II, etc. El protagonista es el ya viejo escudero Marcos de Obregón del título, que ejerce también de narrador y relata en primera persona las múltiples andanzas y desventuras de su juventud y madurez.

La adscripción del libro al género picaresco ha sido en ocasiones discutida, y se ha afirmado que es más un relato de aventuras que una obra picaresca. Ciertamente, la psicología vital y positiva de Marcos de Obregón no concuerda con la amarga visión crítica característica del pícaro, pues sus disquisiciones morales carecen de todo pesimismo. La sencillez y pulcritud del estilo de Espinel también se alejan de la ampulosidad de otras producciones del género.

En cualquier caso, las coincidencias entre la vida de Marcos y la de Vicente Espinel son notables, hasta el punto de que ha podido definirse la obra como una autobiografía novelada. Las sucesivas peripecias son en unos casos aventuras vividas en su juventud, mientras que otras proceden de variadas fuentes literarias, desde Lucio Apuleyo hasta la cuentística italiana. El libro gozó de considerable éxito, como muestran las dos ediciones que se imprimieron en Barcelona en 1618 y la traducción francesa del mismo año. Un siglo después sería imitado por Alain-René Lesage, cuya réplica, Gil Blas de Santillana, es muy diferente en intención y espíritu. Voltaire se equivocó por ello al considerar a su paisano un simple plagiario.

La obra poética de Vicente Espinel quedó compilada en las Rimas (1591), que le dieron considerable notoriedad (tanto Lope de Vega como Miguel de Cervantes no escatiman elogios al referirse al Espinel poeta). En ellas no faltan bellísimos motivos poéticos de evocación de los clásicos. La Égloga de Liseo, Silvio y Castor rememora la apacible doctrina del beatus ille; en ella se hermanan delicados toques al modo de Garcilaso y motivos íntimos. Su poesía, suave, musical y melodiosa, muestra los últimos ecos de los seguidores de Petrarca aunados al clasicismo de la escuela sevillana.

Se debe a Espinel la creación de la décima llamada espinela, que introdujo en las Rimas. La espinela consta de dos redondillas de rima abrazada, en las que se introducen dos versos de enlace, también octosílabos, que repiten las rimas última y primera de cada estrofa y ligan la tesis y conclusión del pensamiento expresado. Tradujo además la Epístola a los Pisones de Horacio. Como músico, se le atribuye la introducción de la quinta cuerda de la guitarra.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].