Konrad Fiedler

(Konrad o Conrad Fiedler; Oederan, 1841 - Munich, 1895) Crítico de arte alemán. Sus estudios sobre arte constituyen la base teórica de la estética de la «pura visibilidad». Apoyándose en la distinción kantiana entre la percepción subjetiva y la objetiva, Konrad Fiedler sitúa a esta última en la base del arte, que de tal suerte reduce a conocimiento de la forma y a mero fenómeno de la sensibilidad visual. Según él, la pintura, la escultura y la arquitectura fundamentan sus leyes en ello y no en la naturaleza, que, en cuanto concebida por la ciencia, no puede ser objeto de representación.


Konrad Fiedler

Konrad Fiedler estudió al principio derecho y se graduó en tal disciplina; sin embargo, poco tiempo después prevaleció en él la afición a la filosofía y a la estética, despertada ya en su juventud por la apasionada lectura de las obras de Arthur Schopenhauer. En 1876 empezaron a ver la luz sus textos de estética y crítica, luego reunidos y publicados póstumamente en 1896 bajo el título Escritos sobre el arte. Fiedler residió largo tiempo en Italia, donde estudió con interés el arte clásico y renacentista. Una amistad alentada por una profunda afinidad estética le vinculó al pintor Hans von Marées y al escultor Adolf von Hildebrand; con este último mantuvo una interesante correspondencia, publicada en 1927.

Los escritos de Fiedler, el más importante de los cuales es el ensayo Sobre el origen de la actividad artística (1887), constituyen en conjunto la primera y más rigurosa formulación de la teoría llamada de la pura visibilidad, a la que están vinculados también los citados Hildebrand y Marées, ambos amigos del autor. Partiendo de premisas de Kant, como la distinción entre percepción objetiva y percepción subjetiva, pero desarrollándolas en el sentido del formalismo estético de Johann Friedrich Herbart (para quien toda belleza se reducía a la forma abstracta del sentimiento), Fiedler sostiene que las condiciones "a priori" de la sensibilidad imponen a todo arte un límite y una coherencia propios, llegando incluso a negar la existencia de un problema del arte en general.

En el caso de la arquitectura, de la escultura y de la pintura, únicas materias de las que se ocupa Fiedler, su carácter esencial y distintivo consiste en la visibilidad, o sea, en la actividad del ojo del artista, productora de imágenes y de formas: visión y realización forman un todo en la "claridad de la visión autónoma", no contaminada por elementos naturalistas y sentimentales ni por intereses literarios y sociales.

No quiere decir esto que el ojo del cultivador de las artes plásticas vea de una manera diferente de lo común; su función, sin embargo, en vez de agotarse al recibir pasivamente las impresiones visuales y al contribuir a la formación de representaciones conceptuales, se desarrolla y se especializa en un conocimiento de la realidad de naturaleza particular, en sentido exclusivamente visual. "El ojo del artista progresa, extrae, aísla, combina, ordena, da forma, crea su mundo autónomo, rico, infinito, real-ideal."

La síntesis artística tiene por lo tanto un carácter cognoscitivo y presenta analogías con el conocimiento científico: con todo, según Fiedler, no sólo no se identifica en absoluto con este último, sino que es incluso independiente de él. Según estas premisas, la historia de las artes plásticas no ha de considerar las obras de los artistas tan sólo filológicamente, o como expresión de una época, de un pueblo o de determinadas exigencias culturales y sociales, sino que debe ser la historia del conocimiento de lo real bajo el aspecto de la visibilidad, que es la verdadera sustancia de la actividad artística.

Una tal historia no es concebida como un impersonal e ininterrumpido desarrollo de elementos visuales; por el contrario, para Konrad Fiedler es de máxima importancia la acción de las grandes personalidades que no tienen ni precursores ni imitadores y que, revelando nuevas perspectivas visuales, es decir, estilísticas, hacen discontinuo el proceso de la historia. El único ensayo de exposición histórica que nos ha proporcionado Fiedler se refiere a la arquitectura.

La doctrina de Fiedler, según la cual la perfección artística no debe buscarse más allá de los estrictos medios figurativos, se encuadra históricamente dentro del vasto y complejo movimiento (que se inicia con el Romanticismo) de reacción contra las teorías clasicistas del arte como imitación del mundo objetivo o de lo bello ideal; pero al mismo tiempo, aislando el arte del sentimiento, se levanta contra las tendencias místicas, simbolistas y metafísicas del Romanticismo mismo y lleva hasta sus últimos extremos la teoría de Gotthold Ephraim Lessing de los límites de las artes.

Rica sobre todo en elementos polémicos, encauzados también contra las ideas estéticas del positivismo, la doctrina expuesta en los textos de Konrad Fiedler dio lugar a una nueva dirección en los modernos estudios sobre las artes plásticas. Aunque hoy no sea admitida ya en su forma originaria, la teoría de la visibilidad ha impuesto una exigencia cada vez más viva en la crítica de arte actual, en cuanto afirma la necesidad de fundamentar la consideración de la obra de arte sobre elementos formales, es decir, sobre valores de estilo efectivos.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].