Pedro Machuca

(Toledo, h. 1490 - Granada, 1550) Arquitecto y pintor español. Se formó en Italia, donde se relacionó con Miguel Ángel y Rafael. Esta circunstancia hizo de él un caso excepcional en la España de su tiempo, ya que cultivó en arquitectura un estilo italianizante, de líneas sumamente severas y puras, que se encuentra en las antípodas del estilo plateresco por entonces en boga. Desde 1520 residió en Granada, donde realizó sus obras más importantes, en particular el palacio de Carlos V en la Alhambra y la Puerta de las Granadas, también en el recinto del palacio nazarí. Fue más brillante como arquitecto que como pintor, pero en este campo desplegó también una amplia actividad, con obras religiosas de estilo manierista y figuras distantes; destacan en su producción pictórica el Descendimiento de la Cruz y diversos retablos, en gran parte perdidos.


Palacio de Carlos V (patio interior y fachada sur)

Originario de Toledo, Pedro Machuca se educó en Italia en el entorno de Miguel Ángel y Rafael Sanzio y, como arquitecto, pudo admirar las obras de Donato Bramante y Giuliano da Sangallo, los constructores más importantes del cambio de siglo. Hacia 1520 se encontraba de vuelta en España dispuesto a apartarse decididamente del preciosismo plateresco entonces en boga y a aplicar el espíritu clásico aprendido en Roma. La primera ocasión que se le presentó de hacerlo acabaría materializándose en su obra maestra: el palacio de Carlos V en el recinto de la Alhambra de Granada.

Tras una visita a Granada en 1526, Carlos V había decidido convertir el alcázar nazarí en una residencia a la medida de su corte. Para paliar las deficiencias que presentaba pareció necesario ampliar el conjunto y edificar un nuevo palacio, de lo que se encargó Pedro Machuca. Las obras dieron comienzo en 1527 y no habían terminado en 1550, a la muerte del maestro. Las continuó su hijo Luis, pero fueron interrumpidas en 1568 a raíz de la sublevación de los moriscos, y prosiguieron hasta bien entrado el siglo XVIII, bajo la dirección de diversos maestros que, en mayor o menor grado, se mantuvieron fieles al proyecto original.

El palacio de Carlos V es sin duda la construcción más puramente renacentista de todas las realizadas en España en la primera mitad de la centuria, equiparable a las mejores muestras italianas del momento y en sintonía con las rigurosas edificaciones de Donato Bramante. Un patio circular con columnata dórica en el primer piso y orden jónico en el segundo se inscribe en una planta cuadrada con chaflán en una de sus esquinas. Este patio, que se ha relacionado con los pensados por Bramante para el templete de San Pietro in Montorio (del que parece una inversión) y Rafael para Villa Madama, destaca por su severidad formal y el rigor de sus proporciones. La planta circular del castillo de Bellver, en Palma de Mallorca, pudo influir en el autor a la hora de determinar las claras líneas y las relaciones armónicas de su proyecto.

En cuanto a las cuatro fachadas exteriores, sólo la meridional estaba prácticamente completada al morir Machuca. El almohadillado rústico del piso bajo presenta pilastras de orden toscano, mientras que en el nivel superior son jónicas sobre pedestales decorados con relieves. En los dos cuerpos hay ventanas remontadas por óculos, y tanto al sur como al este aparecen portadas monumentales decoradas con motivos escultóricos. Las peculiaridades de estas fachadas han llevado a algunos críticos a considerarlas obras de un manierismo temprano, aunque no dejan de ser variantes inspiradas en modelos bramantescos.

Dentro del programa global de reforma de la Alhambra, que preveía además del palacio otras muchas intervenciones menores, se sitúan otras dos muestras del arte de Machuca como son la Puerta de las Granadas, a través de la cual se accede al conjunto de la acrópolis granadina, y el pilar de Carlos V, también en los jardines del alcázar. La primera, con su almohadillado y sus pilastras toscanas, no es sino un adelanto de lo que el visitante va a encontrar en el primer piso de las fachadas del palacio, mientras que el segundo es una curiosa composición con motivos escultóricos destinada a cantar las hazañas del emperador.


Descendimiento de la Cruz (1547), de Pedro Machuca

La obra pictórica de Pedro Machuca, que sólo en fechas recientes ha venido identificándose y estudiándose como merece, muestra a un artista de calidad muy alta que figura entre los primeros que marcaron la dirección de un manierismo extremado y caprichoso, tanto italiano como español, ya que su formación fue enteramente italiana. Los ecos de Miguel Ángel y Rafael se disuelven en una personal interpretación de la luz, fría y lunar, plena de misterio, que evoca al sienés Domenico Beccafumi, con toques coloristas de rara intensidad y audacia.

En Italia, el joven Machuca entró al parecer en contacto (y puede que fuera discípulo) con Miguel Ángel y Rafael Sanzio, en cuyo taller trabajó posiblemente a partir de 1518. De esta etapa formativa cabe destacar La Virgen y las ánimas del Purgatorio o Virgen del Sufragio (1517, Museo Nacional del Prado), que representa un tema muy italiano: la Virgen María aliviando a las almas del purgatorio como intermediaria entre su Hijo y los hombres. La composición guarda un sentido geométrico centrado en la Virgen, cuyo marcado contraposto crea un óvalo. Destaca también el tratamiento escultórico de las serpenteantes figuras, pintadas en posturas complejas.

De vuelta a España, Pedro Machuca trabajó como pintor en Jaén, en cuya catedral pintó y doró el retablo de Nuestra Señora de la Consolación. Enseguida pasó a Granada, contratado para ayudar a Jacobo Florentino en el retablo de la Santa Cruz en la Capilla Real. Se estableció definitivamente en la ciudad en 1524, y a partir de entonces se dedicó especialmente a la arquitectura, si bien no dejó de pintar ni de aceptar algunos encargos para la realización de retablos (la mayoría junto con el entallador Esteban Sánchez) en localidades cercanas a Granada. Su último trabajo conocido es el notable retablo de San Pedro de Osma de la catedral de Jaén (1546).

De la patente influencia de los maestros italianos en su juventud que se apreciaba en la citada Virgen del Sufragio, Pedro Machucha evolucionó, una vez establecido en España, a un estilo cada vez más personal que dejaba atrás la corrección y refinamiento renacentista para decantarse hacia un manierismo con dejes casi barrocos, donde lo que le interesaba era, ante todo, la expresión de los rostros, el movimiento compositivo y el juego claroscurista. Del conjunto de su producción ha sido señalado como obra maestra su Descendimiento de la Cruz (1547), cuadro de ambientación nocturna admirable en muchos aspectos: la riqueza y complejidad de su esquema compositivo, la iluminación (centrada en la figura de Jesucristo y en las mujeres que hay bajo la cruz, el resto en penumbra) y la inesperada inclusión de elementos realistas de la vida cotidiana al margen del tema central, como unos niños (uno de ellos con un flemón) que juegan entre los adultos del margen derecho de la composición.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].