Pedro Montengón

(Pedro Montengón y Paret; Alicante, 1745 - Nápoles, 1824) Escritor español. A los quince años ingresó en la Compañía de Jesús y después ocupó la cátedra de gramática de Onteniente hasta que se decretó la expulsión de los miembros de la Orden en 1767. Después de un largo exilio en Italia regresó a España en 1800, de donde fue expulsado de nuevo como jesuita en 1801, a pesar de que entretanto se había casado, y regresó a Nápoles. En su producción destaca la novela pedagógica Eusebio (1786-1788), que presenta un cierto parecido con el Emilio de Rousseau y tuvo un enorme éxito; pero la Inquisición condenó la obra en 1799, ante lo cual el autor se vio obligado a publicar una edición enmendada en 1807-1808. Similar a la anterior es Eudoxia, hija de Belisario (1793); en ambas se aprecia el influjo de las nuevas tendencias prerrománticas y el intento de dar una orientación católica a las ideas morales del filósofo francés.


Ilustración de Eusebio (1786-1788), de Pedro Montengón

Pedro Montengón ingresó a los quince años de edad en la Compañía de Jesús, si bien solamente había recibido las órdenes menores cuando en 1767, por orden de Carlos III, la Compañía fue expulsada de España, al tiempo que se tomaban medidas similares en el resto de territorios regidos por el Borbón. Pese a todo, el joven Montengón siguió a sus hermanos en el exilio: abandonó la cátedra que ocupaba en Onteniente (Valencia), en el colegio que la orden regentaba en la ciudad, y se trasladó a Italia, para residir primero en los Estados Pontificios (en Ferrara, después en Venecia y Génova) y finalmente en Nápoles.

En 1769, Montengón pidió la secularización, que le fue concedida. Disuelta en 1773 la orden jesuítica, contrajo matrimonio y regresó a España en 1800. Se instaló en Madrid, donde fue secretario del duque de Alcañices, encargándose de la administración de sus bienes. Sin embargo, fue expulsado otra vez de España en 1801 por un nuevo decreto promulgado por Carlos IV. Montengón volvió entonces a Nápoles, ciudad en la que residió hasta su muerte.

Buen conocedor de las tendencias literarias e intelectuales francesas, su obra es amplia y variada: cultivó la poesía, la traducción poética, la prosa enciclopédica y pedagógica y la novela, género este último en el que merece ser destacado. Cabe señalar que, a pesar de su erudición, o quizá debido a sus frecuentes lecturas francesas, su lenguaje y su estilo están lastrados por continuos galicismos e italianismos, e incluso por una pérdida absoluta del genio de la lengua, achacable con toda probabilidad a sus largas estancias fuera de España.

Su poesía lírica está recogida en tres volúmenes que llevan por título Odas. Publicadas en Ferrara (1776-1779) y escritas bajo el pseudónimo de Filopatro, se trata de poesías de tipo neoclásico, fruto más de la erudición que de la inspiración. Compuso también sátiras en latín y se basó en la historia y las tradiciones nacionales para escribir poemas épicos: La pérdida de España por el rey Don Rodrigo, La pérdida de España reparada por el rey Pelayo y La conquista de Méjico por Hernán Cortés, publicados los tres en Nápoles en 1820. En el campo de las traducciones, vertió al español Fingal y Temora (1800), poemas célticos atribuidos a Ossián y compuestos en realidad por James Macpherson, y varias tragedias de Sófocles (1820).

Sus cinco novelas constituyen la parte más importante de la obra de Montengón. El autor era consciente de la pobreza que aquejaba a la novela española y de su necesidad de renovación, problema al que intentó dar soluciones no siempre afortunadas; es el caso de Mirtilo o Los pastores trashumantes (1795), una vana tentativa de recuperar un género tan periclitado como la novela pastoril. El Antenor (1788), sobre los orígenes míticos de Padua y Venecia, y Rodrigo (1793), sobre la derrota del rey don Rodrigo y la pérdida de España, han sido consideradas las dos primeras novelas históricas españolas. Eudoxia, la hija de Belisario (1793), sobre la educación de la mujer, es en principio una narración histórica que tiene como punto de referencia la novela Belisario (1767) del francés Jean-François Marmontel; el relato deja translucir un sentimentalismo prerromántico, aunque desvaído, seguramente con la intención clara por parte del autor de dirigirse a un público femenino.

La que fue cronológicamente su primera novela, Eusebio (1786-1788, en cuatro volúmenes), es sin duda la obra más notable de Pedro Montengón, y ha sido considerada como la más representativa, dentro del género novelesco, del enciclopedismo español. Al igual que la citada Eudoxia, Eusebio es una novela pedagógica inspirada en Emilio o De la educación (1762) de Jean-Jacques Rousseau, que trata de la búsqueda de la paz y la felicidad por parte de un hombre “natural”, meta que sólo alcanzará en la América cuáquera. Con su sentimentalismo, su sensibilidad por el paisaje y sus diálogos sobre ideas, el texto es al mismo tiempo una descripción costumbrista, histórica y de creencias en el más completo sentido del muestrario enciclopédico. Eusebio gozó de un enorme éxito durante los años siguientes a su aparición. Por su heterodoxia en la importancia que concede a la fe y por la tolerancia que refleja en materia religiosa, la novela tuvo problemas con la Inquisición española, que la condenó en 1799, con la acusación de contener proposiciones anticristianas, aunque no llegó a ser incluida en el Índice de libros prohibidos; el autor publicó en 1807 una nueva edición de la misma expurgada y reformada.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].