Nahmánides
(Mosé ben Nahmán, Girona, 1194 - Acre, c. 1270) Rabino hebraicoespañol, conocido en el judaísmo como Rambán y citado por los cristianos como Bonastruc ça Porta. Máxima autoridad rabínica de su época, en 1263 defendió el judaísmo en la polémica pública de Barcelona; desterrado, emigró a Palestina en 1267. Contra el intelectualismo de Maimónides, siguió la vía espiritualista y mística e inició la escuela cabalística de Girona. Sus obras más notables son un Comentario al Pentateuco, Las guerras del Señor, numerosas novellae (género creado por él como comentario a pasajes del Talmud), la Epístola de la admonición y El lirio de los secretos. También es autor de poesía sacra.
Nahmánides
Conocido en el mundo occidental con el nombre de Nahmánides, Mosé ben Nahmán suele ser llamado Rambán entre los judíos, según el sistema de la acronimia, que consiste en formar una palabra con las iniciales de las varias que forman el nombre (Rabí Mosé ben Nahmán). Rabino y estudioso de la ley judía y uno de los principales autores de la literatura talmúdica medieval, Nahmánides fue un prominente filósofo, cabalista y exegeta, además de médico y poeta.
Nahmánides nació en Girona, razón por la que en ocasiones es denominado Mosé Girondí. Entre sus maestros se cuentan Yehudá ben Yacar, discípulo de Ishac ben Abraham de Dampierre, que fundó una academia rabínica en Barcelona, y Meír ben Ishac de Trinquetaille. Del primero recibió la tradición de los tosafotistas del norte de Francia, y del segundo los métodos de estudio empleados en las academias rabínicas de la Provenza. Entre sus colegas hispanos mantuvo estrecho contacto con el cabalista Meír ben Todros ha-Leví Abulafia de Toledo. Entre sus discípulos se cuentan los principales halajistas (especialistas en derecho judío) de la siguiente generación: Selomó ben Adret, Aarón ben Yosef ha-Leví, David Bonafed y Yoná ben Yosef. Se ganó la vida como médico, y se cree que, a la muerte en 1264 de Yoná ben Abraham Girondí, actuó como rabino mayor de Cataluña hasta su emigración a Israel.
Los rabinos hispanojudíos posteriores lo consideraron como un gran maestro, otorgándole el apelativo de «el fidedigno rabí». Cuando en 1232 estalló en Montpellier la controversia contra Maimónides y la subsiguiente excomunión de sus escritos por parte de los extremistas rabinos provenzales, Nahmánides intentó, sin éxito, llegar a una fórmula de compromiso entre las dos facciones enfrentadas, aunque estuvo de acuerdo con Selomó ben Abraham de Montpellier y sus seguidores en condenar el uso que los filósofos y racionalistas judíos hacían de las obras de Maimónides, cuyo principal objetivo era el estudio de las ciencias seculares.
En 1263, el rey Jaime I de Aragón obligó a Nahmánides a participar en una pública controversia en Barcelona con el converso Pablo Cristiano. La disputa tuvo lugar en julio, en presencia del rey y de los representantes de los dominicos y franciscanos, y significó un éxito para el rabino, el cual, a petición del obispo de Girona, resumió sus puntos de vista en un libro, que probablemente se trate de su Séfer ha-vikúah (Libro de la controversia). Los dominicos reaccionaron y llevaron a juicio al rabino, acusándole de ofensas al cristianismo. El rey consiguió detener el proceso, pero los dominicos recurrieron a la autoridad del papa Clemente IV, quien ordenó al rey castigar al rabino. Nahmánides logró escapar de Cataluña y en 1267 emigró a Israel, estableciéndose en Jerusalén, donde reorganizó la pequeña comunidad judía existente y erigió una sinagoga. En 1268 se trasladó a Acre, donde a la muerte de Yehiel ben Yosef de París se convirtió en la autoridad religiosa de la comunidad. Se desconoce el lugar de su enterramiento.
Además de otras que le han sido atribuidas, se conservan cerca de cincuenta obras de Nahmánides, cuatro de sus sermones y algunos de sus poemas. Todos sus escritos llevan la impronta de su peculiar formación y personalidad: una síntesis de la cultura hispanojudía y el pietismo judeoalemán, y de la educación talmúdica junto a las enseñanzas cabalísticas, así como un destacado conocimiento de las ciencias y de las obras teológicas cristianas.
De sus obras exegéticas, la más notable es sin duda su Comentario al Pentateuco. Si bien sus más distinguidos predecesores, Rasi y Abraham ibn Ezra, se ocuparon principalmente de elucidar palabras y versículos aislados, Nahmánides, aunque también usa este sistema estrictamente filológico, prefiere contemplar las secuencias de los pasajes bíblicos y el significado más profundo de las leyes y de los elementos narrativos del texto bíblico. Se trata, pues, de un comentario abierto tanto a las partes narrativas como a las legislativas, en el que aduce las interpretaciones legendarias y jurídicas de los sabios del Talmud y del Midrás, las cuales analiza y critica, aportando sus propias interpretaciones; Nahmánides fue, por otra parte, el primer comentarista que introdujo la cábala en la interpretación. Al campo de la exégesis pertenece también un Comentario a Job; y glosas a otros libros bíblicos se encuentran dispersas en otras obras de su autoría, como el Séfer ha-Gueulá (Libro de la redención), escrito hacia 1263, que contiene comentarios a varios pasajes del libro de Daniel.
Los textos jurídico-religiosos de Nahmánides se cuentan entre las obras maestras de la literatura rabínica, y algunos de ellos se han convertido en clásicos. Se pueden dividir en cuatro categorías: novellae, monografías, obras críticas y responsa (contestaciones), de las que sólo se han conservado unas pocas.
Sus novellae, que originalmente comprenderían el comentario completo de los órdenes Moed, Nassim y Neziquín de la Misná y que en su mayoría se han conservado, constituyen el cenit de la creatividad literaria de la literatura jurídico-religiosa del judaísmo hispano. Nahmánides se basa en lo mejor de la antigua tradición hispanojudía, a la que añade el modo de estudio característico de los tosafotistas franceses (apenas conocido hasta entonces entre el judaísmo hispanojudío) y las enseñanzas de los rabinos provenzales, creando así un nuevo sistema de estudio que resulta notable por la riqueza de sus fuentes y por su modo de presentación, su claridad, su estructura lógica y la lucidez de su estilo.
Entre sus siete monografías jurídicas hay que destacar su Torat ha-adam (Ley del ser humano), sobre todas las leyes del ritual mortuorio, mientras que la más importante de sus tres obras críticas es Milhamot Adonay (Las guerras del Señor), en contra de los ataques que Zerahiá ha-Leví de Lunel dirigió a las Halajot (prescripciones religioso-jurídicas) de Ishac Alfasí.
Respecto a su obra cabalística, es preciso señalar que el único texto en que Nahmánides se ocupa específicamente de la cábala es su comentario al primer capítulo del anónimo Séfer yesirá (Libro de la creación). Pero alusiones a referencias cabalísticas se encuentran en todos sus escritos, especialmente en sus comentarios al Pentateuco y al libro de Job, así como en sus sermones, y conceptos cabalísticos se entrecruzan en sus poemas litúrgicos y en la argumentación escatológica en la última sección de su Torat ha-adam, que ha tenido vida independiente del resto del libro. Aun sin haber escrito apenas obras centradas en la cábala, se le tuvo en los últimos años de su vida como un experto en la materia, y numerosos cabalistas de los siglos XIII y XIV se entregaron a la tarea de elucidar los secretos de Nahmánides en su Comentario al Pentateuco.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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