Mahoma

 
El juicio final. El orden cronológico aproximadamente reconstituible de las azoras o capítulos del Corán refleja las fases de la experiencia religiosa de Mahoma: las más antiguas azoras mekíes (de La Meca), escritas en cortos versículos cadenciados y en un estilo relampagueante y agitado, son proclamaciones de la unicidad y omnipotencia de Dios. La omnipotencia divina queda demostrada no sólo por su intervención creadora y destructora en el universo, sino con ejemplos sacados de las Escrituras bíblicas y de las antiguas leyendas de Arabia. Hallamos también descripciones de la catástrofe final, con sones de apocalípticas trompetas, apasionadas llamadas a los hombres para que se preparen al "redde rationem" y maldiciones contra los infieles. Otras azoras se apoyan en los signos anunciadores del fin del mundo o esbozan cuadros de delicias paradisiacas y tormentos infernales, destinos que aguardan respectivamente a creyentes e infieles tras el juicio final. Después, poco a poco, el tono se calma y discurre con más sosiego; las visiones líricas y apocalípticas van siendo sustituidas poco a poco por la homilía edificante, el razonamiento y la auténtica predicación. En esta segunda etapa asoma el Mahoma legislador, soberano y árbitro supremo en paz y en guerra de un nuevo estado que crecerá hasta abarcar buena parte de Arabia, para lanzarse, tras su muerte, a la conquista del mundo. A la parte netamente religiosa del Corán viene por lo tanto a agregarse la política, jurídica y normativa que predomina en el segundo período de Medina. En la imagen, una representación del juicio final atribuida al artista decimonónico Mohammad Modabber. Mahoma es visible en la parte superior derecha, montado en un camello, con el rostro cubierto por un velo blanco.