Marco Polo

 
Una embajada singular. De regreso a Venecia (1269), Nicolás pudo finalmente conocer a su hijo Marco, que contaba quince años de edad. Dos años después, los Polo decidieron regresar a la corte del Gran Khan; el joven Marco acompañaría a su padre y tío. La primera escala del viaje fue el puerto de Acre, donde los Polo se entrevistaron con el archidiácono Tebaldo Visconti, quien poco después sería elegido papa con el nombre de Gregorio X; con él se encontraron tras obtener aceite de la lámpara del Santo Sepulcro. El nuevo pontífice les entregó nuevas credenciales y varias cartas, y designó a dos dominicos para que los acompañasen: fray Niccolò de Vicenza y fray Guillaume de Trípoli. Con esta comitiva partieron de Acre hacia noviembre de 1271, demorándose tres años y medio en llegar al palacio de verano del Gran Khan, situado en Xanadú, al norte de China. En el camino se quedaron los dos frailes, que no pudieron resistir la crudeza de los tiempos y los numerosos peligros del camino. En la imagen, Nicolás y Mateo Polo ante el Papa Gregorio X.