Napoleón Bonaparte

 
Un mito. Aún en vida y al tiempo que se iban olvidando los peores tintes de su autoritarismo, la figura de Napoleón fue entrando en la leyenda. Su rápido encumbramiento, las extraordinarias victorias militares y su trágico final hicieron de él un arquetipo del personaje romántico. El hijo de la Revolución (como gustaba denominarse, aunque se le ha acusado de traicionar con su actuación los principios de la misma) extendió a toda Europa parte de las conquistas revolucionarias. En 1840, con el "retorno de las cenizas" del emperador a los Inválidos, la figura de Napoleón recibió el definitivo apoyo popular y su consagración histórica. El legado político de Napoleón en el interior, donde creó un nuevo orden del que se beneficiaría la burguesía posrevolucionaria, y fuera de las fronteras francesas, que amplió por la fuerza de las armas, seguiría interesando en los siglos posteriores a historiadores, literatos y cineastas, que dedicaron al militar y estadista corso debates historiográficos, novelas y películas. En la imagen, un fotograma de Napoleón (2002), una miniserie dirigida por Yves Simoneau que contó con el actor francés Christian Clavier para el papel protagonista.