Gregorio García de la Cuesta

(La Lastra, Santander, 1741 - Palma de Mallorca, 1811) Militar y político español. Participó en la guerra contra Francia (1793-1795), en la que alcanzó el grado de mariscal de campo. Presidente del Consejo de Castilla, fue destituido por Godoy (1801) y desterrado a Santander. En 1808 fue rehabilitado por Fernando VII, quien lo nombró capitán general de Castilla. Tras la invasión francesa, fue derrotado en Cabezón y Medina de Rioseco. Nombrado capitán general de Extremadura por la Junta Central, dirigió una campaña militar marcada por la derrota de Medellín (marzo de 1809) y la victoria de Talavera (julio de 1809). Las diferencias con Wellington, las críticas recibidas por su cruel comportamiento con la tropa y el escaso aprovechamiento de la batalla de Talavera propiciaron su dimisión.


Gregorio García de la Cuesta

Tras haber prestado valiosos servicios a lo largo de una dilatada carrera militar, Gregorio García de la Cuesta alcanzó el grado de mariscal de campo durante la Guerra de la Convención (1793-1795), en la ofensiva contra Francia dirigida por Antonio Ricardos que propició la ocupación del Rosellón (1793). En 1798 fue nombrado capitán general de Baleares, y, más tarde, presidente del Consejo de Castilla, cargo del que fue desposeído en 1801 por sus reiterados enfrentamientos con Manuel Godoy. Permaneció desde entonces desterrado en Cantabria (1801-1808), hasta ser designado capitán general de Castilla la Vieja por Fernando VII.

Al iniciarse la Guerra de la Independencia española (1808-1814), Gregorio García de la Cuesta asumió desde Valladolid, junto al capitán general de Aragón José de Palafox, el mando militar del ejército. Dirigió el primer enfrentamiento contra los franceses al intentar cortar las comunicaciones entre Burgos y Madrid, operación en la que intervinieron cinco mil soldados, la mayor parte de ellos voluntarios y con escasa instrucción. Las tropas napoleónicas le derrotaron cuando pretendía atravesar el puente de Cabezón (12 de junio de 1808), en la carretera de Valladolid a Burgos. Un mes después, el 14 de julio de 1808, fue de nuevo vencido junto a Joaquín Blake en Medina de Rioseco (Valladolid). El resultado de ambos combates garantizó a los franceses las comunicaciones desde el norte de la Meseta castellana hasta Madrid, hecho que propició el traslado de José Bonaparte de Burgos a la capital.

De ideología absolutista, Gregorio García de la Cuesta defendió la vuelta al Antiguo Régimen, la disolución de las Juntas provinciales, el restablecimiento de la autoridad de las capitanías generales y de las audiencias y el nombramiento de un Consejo de Regencia que centralizase el poder, cuestión esta última en la que coincidía con Jovellanos. La Junta Central ordenó su detención a causa de sus veleidades políticas, si bien acabó designándolo capitán general de Extremadura en diciembre de 1808. El 28 de marzo de 1809 García de la Cuesta sufrió una nueva derrota en la batalla de Medellín (Badajoz), a pesar de la superioridad numérica. Como en Medina de Rioseco, fue determinante la caballería francesa, que atacó la retaguardia de las líneas españolas y provocó su ruptura.

A los pocos meses se le concedió el mando de un ejército aliado de 76.000 hombres, en el que participaba un contingente inglés de 20.000 hombres dirigido por Arthur Wellesley, duque de Wellington. El 28 de julio de 1809, en Talavera de la Reina (Toledo), consiguió vencer a las huestes francesas comandadas por José Bonaparte y por el mariscal Claude Victor-Perrin, que hubieron de retirarse hacia Madrid, mientras que las fuerzas hispano-inglesas se replegaron a Badajoz ante la amenaza de ser atacadas por el mariscal Soult por el flanco izquierdo.

Las numerosas pérdidas sufridas en Talavera de la Reina, el escaso valor que tuvo la toma de esa plaza y su efímero dominio (fue abandonada en los primeros días de agosto) le obligaron a dimitir. Según el duque de Wellington, la utilización de un elevado contingente de soldados en esa operación había dejado desguarnecida la frontera con Portugal, lo cual favorecía a los intereses de Napoleón, ya que podía utilizar las tropas de ese sector para prestar apoyo en otros frentes. García de la Cuesta publicó en 1811 un Manifiesto para justificar sus polémicas actuaciones.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].