Poggio Bracciolini

(Gian Francesco Poggio Bracciolini; Terranuova, 1380 - Florencia, 1459) Humanista italiano. Descubrió numerosas obras de la Antigüedad, entre ellas discursos y tratados de Cicerón, doce comedias de Plauto y obras de Quintiliano, Columela, Celso y otros. Es autor de una Historia florentina, fundamental en la historiografía humanista.


Gian Francesco Poggio Bracciolini

Poggio Bracciolini fue un ávido buscador y no menos afortunado descubridor de códices y de obras clásicas, y un entusiasta cultivador de la Antigüedad, si bien con miras y agilidad perfectamente modernas que le indujeron a la filología, la lingüística, la invectiva, la anécdota humorística, la epistolografía, el diálogo cultural y la historia. Llegado muy joven a Florencia, estudió en la escuela de Crisoloras y fue protegido por el canciller Coluccio Salutati, quien lo recomendó a la Curia romana. En calidad de escritor apostólico asistió al Concilio de Constanza (1414), y tras la deposición de Juan XXIII visitó los conventos más famosos de Francia y Suiza, donde realizó una serie de interesantes descubrimientos. En 1418 estuvo en Inglaterra, y allí recibió las órdenes menores. En 1453 fue nombrado canciller de la república de Florencia.

La producción de Poggio Bracciolini, exclusivamente en latín, es muy extensa. Comprende, entre otras obras, una traducción de la Ciropedia de Jenofonte y de algunos opúsculos de Luciano de Samosata; el folleto de estilística epistolar Modus epistolandi; una densa correspondencia de carácter histórico-literario; una serie de "invectivas" (género típicamente humanístico y dirigido contra personajes tanto contemporáneos como pretéritos); una Historia florentina; y numerosos tratados en forma de diálogo, como De avaritia (1428), De nobilitate liber (1440), De infelicitate principum (1440), De varietate fortuna (1431-38), Contra hypocrisim (1447), Historia disceptativa convivialis (1451) y De miseria humanas conditionis (1455).

De entre los citados diálogos cabe destacar De nobilitate liber (1440), que fue alabado por la prudencia de la doctrina y por el estilo y que acrecentó notablemente la fama del autor. El diálogo tiene como principales interlocutores al humanista Niccolò Niccoli y a uno de los poderosos Médicis, Lorenzo de Médicis, hermano de Cosimo y amigo y protector de Bracciolini. Versa, conforme reza el título, sobre el problema de la nobleza, poniendo en contraste la teoría de Aristóteles con la de Platón; esta última, en boca de Niccoli, es la que acaba por triunfar: la única y verdadera fuente de nobleza es la virtud.

De nobilitate liber reproduce las innumerables y encarnizadas disputas que florecían durante aquellos años entre platónicos y aristotélicos; pero más que la tesis, desarrollada con hermosa y rotunda elocuencia de argumentos dialogales, pero con escasa dialéctica, son interesantes las observaciones sobre las costumbres de la nobleza en determinadas regiones de Italia y Europa y, sobre todo, el espíritu que transparenta: el de la burguesía italiana elevada a clase y fuerza social a través del monopolio y el ejercicio de la inteligencia, de las artes y las letras, así como de la cultura. Son particularmente cáusticas las observaciones sobre las costumbres de la nobleza veneciana, que provocaron por parte de algunos doctos venecianos vivísimas réplicas: humor antiveneciano habitual en casi todos los escritores toscanos.

Sin embargo, la obra de Poggio Bracciolini que alcanzó un éxito y una difusión mayores fue el Liber facetiarum (1452), repertorio de ingeniosas agudezas y anécdotas, algunas de ellas bastante desenvueltas, en las que el autor (seguidor de la estilística ciceroniana) supo adaptar el latín a una expresión jocosa y a un sabor realista verdaderamente excepcionales. Redactado entre 1438 y 1450, y completado y ordenado para la publicación en 1450-52, Poggio Bracciolini recogió en este libro, rehaciéndolas, las sabrosas anécdotas, las historias obscenas y los comentarios mordaces que se hacían en una estancia de la Cancillería llamada "Bugiale sive mendaciorum officina", a expensas de sacerdotes, frailes, cardenales y hasta del propio pontífice; otras anécdotas las había oído en sus viajes y en otras agradables conversaciones, y transcrito poco a poco con un gusto de verdadero periodista.

Los protagonistas de las historietas son unas veces personajes no precisados, otras hombres ilustres de siglos anteriores o de tiempos contemporáneos, o bien personajes notables extraídos de la novelística anterior. Objetivo del libro es la risa y el solaz, y las anécdotas reunidas y contadas con briosa concisión, además de reflejar el temperamento del autor, reflejan también, de modo sugestivo, la vivacidad cruda, sin prejuicios y desenfadada propia de la época humanística. Se nota también en el Liber facetiarum un propósito literario, ya que, mientras todos alzaban el tono, Bracciolini quiso, y no era empresa fácil, plegar el latín a los asuntos ligeros; de aquí la delgadez de la elocuencia (grave pecado para un humanista) que él defendió contra los ataques de émulos y adversarios. Apenas editado, el libro se difundió rápidamente por toda Europa, alcanzando muchísimas ediciones incluso en el siglo siguiente. Fue, naturalmente, combatido por los escritores eclesiásticos. Lorenzo Valla lo calificó con ásperas palabras, pero el viejo Bracciolini, despreocupadamente, se consolaba pensando en el éxito de la obra.

Buscador, como ya se ha indicado, de códices antiguos, se deben a Poggio Bracciolini, entre otros, los hallazgos de Institutio oratoria (completa) de Quintiliano, Argonautica de Valerio Flaco, De rerum natura de Lucrecio, Punica de Silio Itálico, Silvae de Estacio, Historiae de Amiano Marcelino, De re rustica de Columela, Astronomicon de Manilio, De aquis de Frontino, Matheseos libri de Firmico Materno y varias oraciones de Cicerón.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].