Charles Darwin

 
Hombre y mono. Las teorías de Darwin sobre la evolución del hombre fueron groseramente malinterpretadas y encontraron mucha oposición. Los ataques a sus ideas que encontraron mayor eco no provenían de sus contrincantes científicos, sino de sus oponentes religiosos; en este sentido es célebre el áspero debate que enfrentó en 1860 al biólogo Thomas Henry Huxley (ferviente defensor de Darwin) con el obispo de Oxford. La idea de que los seres vivos habían evolucionado por procesos naturales negaba la creación divina del hombre y parecía colocarlo al mismo nivel que los animales; ambas ideas representaban una grave amenaza para la teología ortodoxa. La incomprensión entre el vulgo también fue habitual al principio, como refleja esta caricatura de Darwin publicada en la revista satírica The Hornet (1871).