Gengis Kan

 
Un líder admirado. Atraídos por su fama, muchos hombres acudieron de todos lados para alistarse bajo su mando y aceptar su disciplina, a la vez exigente y justa. Con un ejército de aguerridos mongoles cada vez más numeroso, el siguiente objetivo de Temujin fue la conquista de los territorios del sur, ocupados por pueblos nómadas tártaros, a los que derrotó en 1202. El emperador chino, enemigo acérrimo de los tártaros, concedió a Temujin el título de Tschaochuri (jefe absoluto de los territorios fronterizos). En el año 1203, Temujin decidió deshacerse de su antiguo y valioso aliado Toghrul Kan; atacó por sorpresa a la tribu de los keraitos con el apoyo de varias tribus del este, a las que también derrotó y expulsó de las tierras, para seguir, al año siguiente, una campaña victoriosa contra la tribu de los naimanos, en la Mongolia occidental. Temujin se erigía así en dueño y señor de Mongolia y en un líder temido y admirado que reunía las cualidades de un gran conquistador: despiadado y cruel con sus enemigos o con quien osara desobedecerle, pragmático a la hora de deshacerse de todo aquel que pudiera hacerle sombra, favorable a una rígida disciplina militar y excelente estratega y conductor de tropas. Veinte años de continuas victorias hicieron de Temujin el jefe más respetado del desierto, no sólo por el número y el valor de sus guerreros, sino también por su prodigiosa capacidad de organización. En la imagen, la estatua de Gengis Kan que preside la entrada del parlamento de Mongolia.