Ramón Díaz Sánchez

(Puerto Cabello, 1903 - Caracas, 1968) Narrador e historiador venezolano con cuya obra irrumpió la temática del petróleo en la narrativa de su país. De formación autodidacta, fue fundador del grupo Seremos (1928) en Maracaibo y colaborador de las publicaciones caraqueñas Fantoches, El Heraldo, El Universal y El Nacional.

Dedicado de lleno desde su juventud al periodismo, editó el diario Ahora en Caracas de 1936 a 1937, fue jefe de Publicaciones del Ministerio de Agricultura de 1939 a 1940 y director de la Oficina Nacional de Prensa de 1942 a 1944; organizó el tercer Congreso de Prensa Interamericana. Fue juez municipal en Cabimas, diputado nacional de 1942 a 1946 y director de Cultura en el Ministerio de Educación Nacional. Recibió Premio Nacional de Literatura en 1952, "por ser el que reúne las más altas dotes de escritor en tres distintos campos: el cuento, la novela y la historia".


Ramón Díaz Sánchez

La obra de Ramón Díaz Sánchez se vincula a los aires de renovación que ya desde mediados de los años 20, en plena dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935), se respiraban en la literatura venezolana de la mano de autores como Arturo Uslar Pietri o Miguel Otero Silva. Díaz Sánchez es conocido por sus novelas Mene (1936), Cumboto (1950), Casandra (1957) y Borburata (1960), de contenido intensamente social, pero sin caer de lleno en un sectarismo antiliterario por las calidades artísticas del narrador. Venezuela, con su crisis de crecimiento y transformación, con sus problemas económicos y sociales, sus hombres de empresa y sus trabajadores, llenan el campo de acción de un novelista acuciado por la inquietud psicológica.

Mene, una narración sobre la aparición del petróleo en el medio rural construida con diálogos de personajes de extracción popular, es considerada como su mejor obra. En Casandra volvió al tema del petróleo, incorporando al propio autor en el universo narrativo, mediante el recurso de un diálogo entre éste y uno de los descendientes de un personaje de Mene. Cumboto es una novela relatada por un criado negro, mientras que Borburata, centrada en el mundo del cacao y el café, está narrada desde el punto de vista de una mujer.

Sus cuentos, recogidos en Caminos del amanecer (1941) y La Virgen no tiene cara y otros cuentos (1951), retoman la temática de las novelas. Entre sus ensayos históricos cabe destacar Guzmán, elipse de una ambición de poder (1950), en la que la crítica ha visto una renovación del género biográfico en Venezuela, y Teresa de la Parra (1954), ensayo precursor de la recepción crítica de esta escritora.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].