Lawrence Durrell

(Charles Norden; Julundur, 1912 - Sommières, 1990) Narrador y poeta inglés. Estudió en Inglaterra, pero su vida transcurrió casi por entero en la región mediterránea: Corfú, Rodas, Chipre, Egipto y el sur de Francia. Durrell ideó para su propio uso narrativo concepciones literarias de novelistas de gran clase como Joseph Conrad, James Joyce y D. H. Lawrence en Inglaterra, y André Gide y Marcel Proust en Francia. Al igual que ellos, quiso crear nuevas técnicas literarias con las que superar su insatisfacción frente a las formas existentes. En cuanto al estilo, el suyo se caracteriza por su riqueza y sensualidad, unido a una gran capacidad evocadora y un gran talento para describir el espíritu de un lugar o paisaje.


Lawrence Durrell

La primera novela propiamente dicha de Durrell es Cefalú (1948), aunque en 1938 había aparecido, en París, El libro negro, obra narrativa donde predomina el elemento autobiográfico. Cefalú está considerada como una de sus más logradas novelas; contiene las principales preocupaciones intelectuales de su autor, sobre las que volvería, luego, en dos series de novelas.

La obra de Durrell podría calificarse como exótica en un primer nivel de lectura, pues fijó sus espacios novelísticos por lo general fuera de Inglaterra. Su monumental El cuarteto de Alejandría, por ejemplo, que lo situó entre los renovadores de la novela moderna por las técnicas utilizadas y por el nivel de la prosa, entre refinada y realista, transcurre en dicha ciudad, pero el talento narrativo de Durrell supo sortear los escollos del exotismo mediante una prosa intensa y gracias a su instinto mágico crear atmósferas trágicas y modernas.

La novela está conformada por cuatro títulos: Justine (1957), Balthazar (1958), Mountolive (1958) y Clea (1960). Cada una repercute en la otra, creando un juego de espejos, como si individualizadas pudieran servir de explicación o punto de apoyo a alguna de las otras, para lo cual optó por utilizar puntos de vista narrativos diferentes, técnica abierta por Henry James a comienzos del siglo XX. Justine quizá sea la más lograda del conjunto, por su confluencia natural entre intelecto y naturaleza, entre erotismo y análisis, entre trama y técnica narrativa.

Se entrecruzan en este trabajo literario varios personajes inolvidables: Justine, que simboliza la extrañeza de la mujer eterna, oscura y a la vez fatal; Narouz, egipcio que representa el orientalismo hermético; Nessim, su antípoda cosmopolita y emprendedor ligado a las fuerzas del capital; Mountolive, diplomático británico; y Pursewarden, que alude al escritor. A pesar de poseer una estructura totalmente moderna, las novelas del cuarteto ejercen una fascinación especial por la continua narración de sucesos que las relacionan con obras de corte realista, sustentadas en la trama y las descripciones.

Esta tensión entre dos maneras de escribir resueltas al mismo nivel dio a Durrell una personalidad especial dentro de la novelística moderna, más abocada a un experimentalismo tenaz que al mencionado concierto. Incluso algunos críticos han deducido que tal dualidad es más un defecto que una virtud, ignorando la voluntad del autor. Otros críticos han situado el conjunto dentro de un "realismo mágico o fantástico", haciendo énfasis en el misterio exótico que desprenden las novelas en conjunción con las técnicas relativistas que difuminan el contexto.


Henry Miller y Lawrence Durrell (1962)

La obra y vida de Durrell se relacionaron estrechamente con las del narrador norteamericano Henry Miller, con quien sostuvo una larga amistad e intercambio epistolar. Las estructuras amorfas de las novelas de Miller pudieron haber influido en Durrell y viceversa, aunque cada uno singularizó su estilo hasta el extremo. La obra posterior al Cuarteto de Alejandría no ha logrado el mismo reconocimiento. No deben olvidarse otros libros, como Reflexiones sobre una Venus marina (1955) y Limones amargos (1957), libros de viajes de una extraña belleza. De este último (premio Duff Cooper Memorial) dijo el propio Durrell que no es un libro político, sino simplemente un estudio impresionista de las costumbres y el ambiente de Chipre durante los conflictivos años de 1953-1956.

Otras obras suyas son Tunc (1968) y Nunquam (1970), carentes del virtuosismo de la tetralogía, aunque conservan un lenguaje y un humor macabro; y por último El quinteto de Avignon, que comenzó a escribir en 1974 y que lo integran las novelas Monseñor (1974), Livia (1978), Constance (1982), Sebastián (1983) y Quinx (1984). Si en el Cuarteto Durrell utilizó como simbolismo la teoría de la relatividad, en el Quinteto utiliza un simbolismo quíntuple porque, para el budismo, la personalidad está formada por cinco elementos Skandab, que proceden de los griegos clásicos e incluyen casi todas las categorías aristotélicas como fragmentos de la personalidad.

Con posterioridad publicó The big supposer (1972), Carrusel siciliano (Sicilian carousel, 1977) y Collected Poems (1980). La obra de Durrell quedará incuestionablemente como una de las más acabadas expresiones de una narrativa altamente lírica. En 1985 publicó Antrobus (The Antrobus complete) y, póstumamente, apareció su último libro, titulado Visión de Provenza (Caesar's Vast Ghost: A Portrait of Provence).

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].