Johann Fischer von Erlach

(Johann Bernhard Fischer von Erlach; Graz, 1656 - Viena, 1723) Arquitecto austríaco. Junto con Johann Lucas von Hildebrandt, fue uno de los más caracterizados maestros del barroco alemán. Construyó cuatro iglesias en Salzburgo y varios palacios en Viena; su obra maestra es la inacabada iglesia de San Carlos Borromeo en Viena (1716-1737). Escribió una importante compilación titulada Esquema de arquitectura histórica (1721).


Johann Fischer von Erlach

Johann Bernhard Fischer von Erlach inició su actividad de arquitecto en su país natal, Austria, en 1686, después de quince años de estadía italiana. Trabajó como escultor y decorador en Roma y Nápoles, en el taller de Philipp Schorr. Pero su formación se completó con sus contactos con el teórico Giovanni Bellori y los arquitectos Gian Lorenzo Bernini y Carlo Fontana.

Esta influencia se evidenció en sus obras, en las que el clasicismo barroco de estos autores es reelaborado por Fischer von Erlach, dando como resultado un clasicismo monumentalista de fuertes referencias cultas. En su primera obra importante, el castillo de Frain, en Moravia (1688-1695), utilizó por primera vez el esquema elíptico, cuyo origen hay que buscarlo en el citado Bernini, que lo proyectó simultáneamente en su pequeña iglesia de Sant'Andrea y en la grandiosa plaza de San Pedro del Vaticano.

Durante el reinado de José I, Fischer von Erlach se convirtió en el arquitecto predilecto de la monarquía austríaca. Para este monarca realizó dos arcos de triunfo en ocasión de su llegada a Viena en 1690. La relación con el joven rey del Sacro Imperio Romano fue fructífera, como se aprecia al analizar su arquitectura civil, convirtiéndose en arquitecto de corte y superintendente de las construcciones imperiales a partir de 1705.

Su arquitectura religiosa se inicia en la iglesia de La Trinidad (1694-1702) y en la Colegiata (1694-1707), las dos en Salzburgo. En ambas se acerca al modelo de Santa Agnese en la plaza Navona de Roma (cuerpo central flanqueado por torres), aunque La Trinidad, con su pequeño espacio cupulado y su fachada cóncava, es la más cercana a la iglesia romana. Contrariamente, la Colegiata tiene su fachada convexa, en clara referencia a los modelos de pared ondulante de Francesco Borromini.

Pero la obra maestra de Fischer von Erlach es la iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche) en Viena (1715-1737), que finalizó su hijo Joseph Emmanuel. Seguramente inspirado en la descripción que la Biblia hace del templo de Salomón, Fischer von Erlach concibió esta iglesia con la idea de realizar uno de los templos más grandiosos del barroco.


Iglesia de San Carlos Borromeo

El diseño comprende una planta de cruz latina invertida, coronada en el crucero por una cúpula elíptica, mientras que las capillas están iluminadas por altas linternas, también de forma elíptica. La fachada consiste en un amplio frente en cuyo centro se adelanta un pórtico de templo clásico, flanqueado por dos columnas conmemorativas y dos torres barrocas en sus extremos. La composición está dominada por la cúpula, cuya proximidad al atrio confiere una gran verticalidad al conjunto horizontal.

De este modo, la estructura de la iglesia se presenta como un cuerpo con brazos envolventes, parecido a la plaza de San Pedro. Como apunta Norberg-Schulz: "El interior se puede definir como "catedral barroca". Mirando hacia delante, el espacio aparece dirigido longitudinalmente; mirando hacia lo alto, el interior se unifica formando una elipse llena de fuerza". Este sentido grandilocuente, imperial y de referencias historicistas, es evidente también en la arquitectura civil de Fischer von Erlach, proyectada para José I; después de su victoria sobre los turcos cerca de Viena en 1683, el monarca consolidó un gran imperio que tendió a la creación de un "arte estatal" a la manera francesa.

Junto a la iglesia de San Carlos Borromeo, cabe destacar, entre los grandes proyectos de Johann Fischer von Erlach, el palacio de verano de Schönbrunn (1695). La idea de crear un Versalles alemán para el nuevo "Rey Sol" llevó al arquitecto a concebir un magno conjunto lleno de referencias alegóricas y artísticas.

Según su diseño, el palacio está dispuesto sobre una serie de grandes terrazas y rodeado por amplios espacios libres que ofrecen una hermosa vista panorámica. Su localización, en la cima de un cerro, planteaba cierto desacuerdo con la preferencia más habitual del barroco por emplazar sus construcciones en lugares llanos y amplios. De hecho, esta disposición remite a la tradición constructiva medieval, y se relaciona con la ubicación de los grandes conventos del barroco tardío. Destaca también la puerta monumental, flanqueada por dos columnas triunfales romanas, una serie de entrantes en las terrazas y una gran cour d'honneur, que definen el eje longitudinal del conjunto.

El proyecto de Fischer von Erlach ofrece además un mensaje, explícito en el texto con el que el arquitecto acompaña los planos, que hace referencia a la privilegiada posición del monarca, que desde el palacio podrá extender la vista hasta las fronteras de Hungría. No cabe duda de que todo ello encierra una alegoría del carácter divino de la monarquía, en especial por lo que conlleva de unificación de las formas simbólicas de extensión y verticalidad.

Las influencias foráneas son evidentes. En primer lugar, la escala monumental, inspirada en los trazados realizados por Bernini para el palacio del Louvre. En segundo término, referencias más o menos explícitas a otros edificios de la Antigüedad, como los palacios romanos o el templo de la Fortuna en Praeneste, el palacio de Persépolis o el Meidán, en Ispahan. Como resume Norberg-Schulz: "Fischer empleó diversas experiencias del pasado arquitectónico, materializando su idea de una arquitectura "histórica", es decir, una arquitectura que aparece como la "meta" de un desarrollo histórico significativo. De hecho, los emperadores alemanes deseaban unificar "las épocas de Salomón y de Augusto" y el proyecto de Fischer manifiesta todas las virtudes abarcadas por ese gran programa. Por desgracia, el proyecto solamente quedó en el papel."

Mención expresa merece asimismo la biblioteca imperial (Hofbibliothek, 1716) anexa al Hofburg o palacio de invierno. El diseño de la biblioteca pone todo su acento en el interior, cuyo foco central vuelve a ser la elipse a la que se agregaron dos espacios longitudinales, uno para las ciencias de la paz y otro para las ciencias de la guerra. En la cúpula se pintó la glorificación del emperador. El carácter simbólico se acentúa con la inclusión de globos celestes y globos terráqueos acompañados de figuras alegóricas a las ciencias divinas y humanas: la figura de Palas Atenea aplasta a la Envidia y a la Ignorancia. En esta obra ya se vislumbra un cierto carácter ilustrado que se solapa a los ideales de la monarquía absoluta; en cierto modo, Johann Fischer von Erlach representó en ella un concepto del mundo que se aproximaba a su fin, pero que se resistía a desaparecer.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].