San Gregorio de Tours

(Clermont-Ferrand, c. 538 - Tours, c. 594) Prelado e historiador franco. Miembro de una familia senatorial, sucedió en el año 573 a su primo Eufronio, obispo de Tours, y, sometido muy de cerca a las vicisitudes políticas de su tiempo, se dedicó a la conversión de arrianos y judíos y a restaurar los bienes y los edificios de la Iglesia. Mediano conocedor del latín, escribió varias obras dogmáticas y hagiográficas, como Vida de los Padres. Su trabajo más importante es la Historia de los francos, en la que trabajó a partir de 575; esta obra, dividida en diez libros, es esencial para el conocimiento de la sociedad merovingia hasta la muerte de Sigeberto.


San Gregorio de Tours

Gregorio de Tours pertenecía a una importante familia galorromana que había destacado tanto en asuntos políticos como religiosos; diversos parientes y antepasados suyos habían sido obispos. Tras la temprana muerte de su padre, el joven Gregorio vivió con su tío Galo, obispo de Arvema, y luego con su tío Nicecio en Lyon, donde se convirtió en diácono. Aunque pudo haber esperado el obispado de Lyon, Gregorio fue nombrado obispo de Tours por Sigeberto I, rey de Austrasia, en 573.

La situación política de la Galia en tiempos de la dinastía merovingia fue con frecuencia convulsa. A la muerte en el año 561 de Clotario I, que había logrado reunificar el reino de los francos tres años antes, el reino quedó de nuevo dividido al repartirse entre sus cuatro hijos (Chilperico, Sigeberto, Gontrán y Cariberto) y se inició un turbulento periodo de crímenes cortesanos y guerras civiles del que no quedaron al margen las respectivas reinas o concubinas, como la temible Fredegunda.

Cuando en el año 573 Gregorio fue nombrado obispo, la ciudad de Tours pertenecía a Sigeberto I de Austrasia (Francia nororiental). Tras el asesinato de Sigeberto I en 575, Tours cayó bajo el control de su hermano, Chilperico I de Neustria (Francia noroccidental). Chilperico I fue asesinado en 584, y entonces el tercer hermano, Gontrán de Borgoña, gobernó Tours; en 587, sin embargo, Gontrán cedió Tours al hijo de Sigeberto I, Childeberto II.

Para sobrevivir en este complejo panorama político, Gregorio tuvo que encontrar modos de entenderse con Chilperico I tras el asesinato de Sigeberto I. Aprovechando las aceradas críticas que el obispo había dirigido a Fredegunda, esposa de Chilperico I, sus enemigos obtuvieron que fuese juzgado por calumnias en el Concilio de Berny-Rivière en 580; afortunadamente, Gregorio salió absuelto gracias en parte a la intervención en el juicio de su amigo Venancio Fortunato. A pesar de este episodio, Chilperico y Gregorio fueron capaces de cooperar; de hecho, a Gregorio le sería más difícil tratar con Gontrán de Borgoña, sobre todo por las sospechas que despertaba entre quienes lo rodeaban.

Respecto a su labor como obispo, no hay evidencia de que asistiera a los concilios de la Iglesia, pero sus escritos demuestran su preocupación por la legislación canónica, especialmente por el trabajo dominical. Además de promover el culto a numerosos santos, también restauró iglesias en su diócesis. Por otra parte, la política influyó en el desempeño de sus deberes, como ocurrió en la espinosa cuestión del convento de la Santa Cruz en Poitiers, que había sido fundado por la reina Radegunda, esposa de Clotario I: la revuelta de varias princesas que habían ingresado en el convento contra la abadesa Leubovera se convirtió, en los años 589-590, en una causa célebre que Gregorio hubo de abordar como miembro de un grupo de obispos enviados para tratar el asunto.

A pesar de su relevancia en la Francia de su tiempo, San Gregorio de Tours es recordado principalmente por sus escritos, y sobre todo por la Historia de los francos, en la que trabajó hasta poco antes de su muerte. Esta obra, cuyo título real fue Diez libros de historias, es la principal fuente del siglo VI para estudiar el reino merovingio de los francos. Aunque Gregorio insistió en que los diez libros se transmitieran juntos, una versión abreviada de los seis primeros circuló en el siglo VII. Durante muchos años los eruditos creyeron erróneamente que tal versión había sido preparada por el mismo Gregorio.

En la Historia de los francos, Gregorio se refiere a sus otras obras: siete libros de milagros, una colección de veinte hagiografías titulada Vida de los Padres, el libro Sobre los oficios de la Iglesia y un Comentario sobre los salmos. Además, los eruditos modernos atribuyen a Gregorio los Milagros del beato apóstol Andrés y una refundición de la leyenda de los siete durmientes de Éfeso. La Historia de los francos de Gregorio de Tours brinda una visión de inestimable valor sobre la vida política de la Galia merovingia, y sus hagiografías iluminan la vida religiosa y social, especialmente el culto de los santos.

Los escritos de Gregorio de Tours son asimismo reveladores de los cambios que experimentaba la lengua latina. Aunque existen problemas para diferenciar la gramática y la ortografía exactas utilizadas por Gregorio de las utilizadas por sus copistas, su escritura difería radicalmente del latín clásico en la ortografía y la terminación de casos. Gregorio estaba al tanto de estas diferencias, pero su madre lo convenció de que su estilo haría que sus escritos fueran accesibles a un público más amplio. Debajo de la singular idiosincrasia de su gramática y estilo, las obras de Gregorio están cuidadosamente construidas y son retóricamente sofisticadas; sus vívidas narraciones, lejos de ser ingenuas, transmiten profundos mensajes religiosos y espirituales. La festividad de San Gregorio de Tours se celebra el 17 de noviembre.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].