Jean-Antoine Houdon

(Versalles, 1741 - París, 1828) Escultor francés. Se formó junto a M. A. Slodtz y, durante una estancia en Italia, fue alumno de la Academia de Francia en Roma. Tras su regreso a París, realizó la estatua de Diana cazadora (1776) y recibió gran número de encargos para esculpir monumentos funerarios. No obstante, su fama se debe a una valiosa serie de retratos de personalidades de su época.


Jean-Antoine Houdon

El escultor francés Jean-Antoine Houdon fue el gran retratista finisecular, el hombre que inmortalizó los rostros de los más famosos escritores, ilustrados, políticos y revolucionarios de la época: Denis Diderot, Voltaire, Jean-Jacques Rousseau, Georges-Louis Leclerc de Buffon, el marqués de La Fayette, el conde de Mirabeau, Jean de La Fontaine, Christoph Willibald Gluck, Robert Fulton, Benjamin Franklin, George Washington, Thomas Jefferson y Napoleón Bonaparte figuran entre las muchas personalidades cuyos bustos esculpió Houdon.

Los mejores artistas del neoclasicismo aspiraron a resucitar la razón antigua, pero, como en el caso de Houdon, no por ello prescindieron de la observación de la naturaleza o de la captación psicológica, fundamental para la vida del retrato, a pesar de las tentaciones de cultivar un estilo puro y austero, o enfático y barroco. Este arte agudo e hipersensible proporciona a muchos bustos de Houdon (lo mismo si son de personajes célebres o de familiares) una proximidad y una precisión nunca igualadas, que va más lejos que el academicismo de la semejanza.


Busto de Voltaire (1778)

En el busto que realizó de Diderot (1771), el más eminente de los enciclopedistas, el giro de su cuello y la mirada franca y veladamente triste delatan la inquieta personalidad de un filósofo inquisitivo y sutil. Su retrato de Napoleón (1806, Musée de Beaux Arts, Dijon), aunque fue realizado a inicios del siglo XIX, es un digno colofón de una retahíla de formidables esculturas. En esta obra el emperador no se representa engalanado con los pomposas atavíos de su rango, sino con una cinta anudada a la cabeza y los hombros desnudos, como un prócer de la Antigüedad. Plasmado como un héroe intemporal, la fijeza de la mirada y el delineado y altivo mentón remarcan la astucia del personaje.

La escultura del Voltaire sedente (1781) de la Comédie Française de París, que es un mármol de cuerpo entero, es considerada la obra maestra de Houdon. La representación del insigne filósofo y escritor acusa un implacable realismo; cada detalle del ilustre anciano está minuciosamente reflejado. Pero el escultor fue más allá del logro de una imagen fiel y veraz y alcanzó aquello que sólo es capaz de hacer un artista genial: reproducir no sólo la figura del protagonista, sino transmitir también la sensación de encontrarnos ante uno de los más preclaros intelectos de la época. Aquella energía interna que no abandonó a Voltaire hasta sus últimos días da nueva fuerza a su frágil organismo. Las arrugas alrededor de la boca sin dientes dan la impresión de una risa irónica. Los ojos hundidos miran con atención y agudeza. En la penetrante mirada, en la sonrisa burlona y en la viveza de los movimientos que se perciben en su delgado cuerpo, Houdon supo expresar el triunfo del espíritu inquebrantable sobre un cuerpo ya agotado.

Otras obras dignas de mención son La condesa de Cayla (1775, Frick Collection, Nueva York), que aparece deliciosamente adornada con flores en el cabello, risueña y sonriente; George Washington (Museo Nacional de Versalles), que por su parte encarna la figura de un Cristóbal Colón redivivo; el busto en terracota de Voltaire (1778, Musée de Beaux Arts, Orleans); Thomas Jefferson (1789), en el Museo de Boston, que aparece representado como un enérgico estadista; y el busto de La condesa de Sabran (1785). Menos notoria es su obra alegórica, como la Diana cazadora (1776); la diosa es representada como una joven desnuda, pálida y delicada que atraviesa con levedad los campos de su remoto Olimpo.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].