Onofre Jarpa

(Onofre Jarpa Labra; Villa de Alhué, 1849 - Santiago, 1940) Pintor chileno. Considerado uno de los más grandes paisajistas de Chile, desarrolló una importante labor docente y de divulgación del arte y recibió numerosos premios a lo largo de su trayectoria artística, distinguiéndose entre las personalidades de su época por su carácter benévolo y sereno y por su vida apacible, influida por la fuerza de su religiosidad.

Hijo de Francisco Jarpa y Genoveva Labra, inició estudios de pintura a los quince años bajo las enseñanzas de Salustio Carmona para, en 1866, ingresar en la Academia de Bellas Artes de Santiago, donde fue alumno de Cicarelli y Kirchbach. Sin haber cumplido los veinte años se hallaba ya consagrado por entero al arte, actividad de la que hizo un verdadero sacerdocio a lo largo de su dinámica y prolongada vida.


Laguna de Aculeo (1878), de Onofre Jarpa

A pesar de su precocidad como pintor y de su conocimiento de las corrientes artísticas coetáneas en Europa y América, Onofre Jarpa se mantuvo muy vinculado a la tradición y permaneció al margen de las tendencias que en, los años de su madurez, entre 1870 y 1930, determinaron la evolución del arte (impresionismo, fauvismo, cubismo y surrealismo), asimiladas por otros artistas chilenos con quienes Jarpa convivió y cuyas obras conoció necesariamente, desde Juan Francisco González a los pintores de la Generación del Trece y el grupo de Montparnasse.

En 1881, tras haber recibido una medalla en la Exposición Internacional de 1875, Onofre Jarpa viajó becado por el gobierno a diversas capitales europeas (Madrid, París y Roma). Llevado por su profunda religiosidad, aprovechó este viaje para peregrinar a Tierra Santa.

Los maestros europeos contactados por Jarpa, tanto en España como en Italia, revelan las preferencias estéticas y temáticas del chileno: Francisco Pradilla y Marco Calderini. El español Pradilla (1841-1921) cultivó el género histórico con una cierta visión del pasado al servicio del poder, género que abandonaría en pos del paisajismo, e instruyó a Jarpa en los valores de la pintura al aire libre, las texturas y la mancha de color. En Italia, fue el pintor piamontés Calderini (1850-1914) quien le atrajo por su realismo imbuido de sentimiento, común a otros artistas coterráneos como Amadeo Ghesio y Ricardo Pesquini.

De regreso a Chile, Jarpa se convirtió en el continuador de la tradición paisajista nacional iniciada por Antonio Smith, cuyo taller había frecuentado antes del viaje, mostrando la fuerte influencia de las corrientes naturalistas que conoció en Europa, inspiradas en la obra de Corot.

Autor de logrados retratos y bodegones como Jarrón con flores, fueron los parajes de la zona central de Chile, la cordillera, ríos y bosques, los temas predilectos de Onofre Jarpa, como se muestra en obras como Cajón de Maipo, Alhué, Las Palmas de Ocoa, Las Termas de Cauquenes, La Serena y Laguna de Aculeo, en las que acreditó su gran dominio de la técnica y también una cierta reiteración temática y formal. Pese a la unidad temática, se aprecian sutiles transiciones desde una etapa romántico-realista (Paisaje de Lo Orrego, Laguna de Aculeo) a otra naturalista (Las Palmas de Ocoa, Atardecer) y a un período de influencia impresionista (Playa de El Tabo).

Sus sólidas y equilibradas composiciones recrean la esencia del paisaje chileno a través de logradas atmósferas que intentan "hacer hablar” a los elementos que lo integran. Con un dibujo definido y respetando la percepción natural de los objetos, logró dotar a sus obras de cierto sentimiento romántico, casi místico, alimentado por su sensibilidad para captar el color y los efectos de la luz. La contemplación y la representación del paisaje tuvieron en efecto un sentido religioso para Jarpa, quien los consideraba medios de acercamiento al Creador.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].