Mahdi o Mahdí

Título genérico que significa «el bien dirigido» y que designa entre los musulmanes a un Mesías esperado para imponer el Islam, la justicia y la fraternidad. Tal creencia, ajena a la doctrina de Mahoma, es rechazada por los musulmanes sunníes, pero ocupa un lugar importante entre los chiíes, que lo identifican con el «imán oculto», miembro de la familia de Alí.

En momentos de crisis, esta creencia ha sido aprovechada por fanáticos con ambición de poder que han obtenido el apoyo de masas fervorosas. Así, por ejemplo, Ubaid Allah a principios del siglo x (el fundador de la dinastía fatimí); o Ibn Tumart en el siglo xii (fundador de la dinastía almohade); o, el más conocido, Mohammed Ahmed (1844-85). Encabezó la rebelión del Sudán contra la penetración colonial británica desde Egipto en 1881, como «guerra santa» del Islam. Sitió y capturó Jartum en 1885, dando muerte al general Gordon y a toda su guarnición. Los derviches, seguidores del Mahdi, llegaron a controlar todo el Sudán excepto los puertos del mar Rojo; los británicos no recuperaron el país hasta 1898, cuando Kitchener derrotó al sucesor del Mahdi (el califa Abdullah el Taashi) y ordenó destruir la tumba del Mahdi como símbolo de su venganza.