William Morris

(Walthamstow, Londres, 1834 - Londres, 1896) Escritor, reformador social, diseñador y artista inglés que a través de su obra literaria, teórica y artística intentó la renovación de la cultura recuperando el espíritu de las artes y oficios medievales. Como diseñador y artesano, su obra ejercería gran influencia en el diseño de libros, en el arte de la impresión, en las artes visuales y en el diseño industrial del siglo XIX. Su ideario social, de signo utopista, quedó recogido en escritos teóricos y en novelas como Noticias de ninguna parte (1890).


William Morris

Hijo de un comerciante que se había enriquecido en la industria mecánica apenas introducida en la Inglaterra victoriana, y combatida siempre por el mismo Morris, que la consideraba causa de las inhumanas condiciones de vida de los obreros, realizó sus estudios en Oxford, tras una tranquila infancia pasada entre bosques y prados y una severa adolescencia en el colegio.

En Oxford conoció al pintor prerrafaelista Edward Burne-Jones, cuya romántica religiosidad había de producir en él crisis místicas, pronto dominadas por la reflexión y por su amor a la vida. Su pensamiento quedó definido de 1853 a 1855. La fuerte influencia producida sobre él por la predicación de John Ruskin, y su descubrimiento del gótico en las catedrales de Francia e Inglaterra lo orientaron hacia un "retorno al gótico", basado en razones sociales de carácter libertario, y por ello laico. Fue ésta la más original característica de su ideología, que, en el terreno político, desembocó en su adhesión al Manifiesto de Karl Marx.

Las libres asociaciones corporativas de los trabajadores, y no las catedrales, fueron el motivo fundamental de su elección de la época gótica como período ejemplarmente humano y del que era preciso recuperar el sistema de producción artesana ("...un arte hecho por el pueblo y para el pueblo constituye la felicidad de quien lo crea y de quien usa de él..."); recalcaba con ello su aversión al maquinismo de la Revolución Industrial. Su ideario estético y social proponía acabar con la distinción entre "el gran arte" y "las artes menores", revitalizar el trabajo manual y promover y realizar un arte para toda la sociedad y no sólo para las élites. Frente al trabajador industrial, que no tenía ningún contacto personal con sus materiales, el artesano medieval sentía, según Morris, el trabajo como alegría y como belleza. Por todo ello fue calificado de utopista y visionario.

En 1861, con un grupo de amigos, entre ellos Dante Gabriel Rossetti y Edward Burne-Jones, fundó la empresa de decoración Morris, Marshall, Faulkner & Co., que se dedicó a la producción de vidrieras, tapices, alfombras y artículos de artesanía en general, diseñados por los propios artistas y confeccionados manualmente. El grupo de los "prerrafaelistas", que le habían precedido en el mismo combate, colaboró después con él en el laboratorio de arte aplicada y adorno llamado "Arts and Crafts", lo mismo que en el movimiento que lo continuó; William Morris había derrochado en esta obra su propio dinero, pero la empresa, idealista y prácticamente paradójica, fracasó; su nombre, sin embargo, se había hecho famoso. Fue entonces cuando Morris bajó a la calle, dedicándose a la lucha social, mientras, por otra parte, brillaba por sus trabajos literarios.

Había comenzado en 1854 a escribir poesías, y en el año 1858 publicó una colección de ellas, La defensa de la Reina Ginebra y otros poemas. Éste fue por cierto también el tema del único cuadro de su obra pictórica, La reina Ginebra, que responde a la perfección a los ideales del grupo prerrafaelista. En 1867 publicó La vida y muerte de Jasón, epopeya que narra las peripecias de los argonautas. El Paraíso terrestre (1868), considerada por Jorge Luis Borges la obra mayor de Morris, consta de una serie de poemas narrativos basados en fuentes clásicas y medievales.

En el prólogo, titulado "Los Vagabundos", canta a "ciertos nobles marineros noruegos" que van rumbo a Occidente buscando el paraíso terrestre y, llegados a una ignota tierra, viven allá en medio de una gente extraña, y allá mueren. Por ellos y por sus huéspedes se suponen cantados los 24 poemitas, puestos alternativamente en boca de uno de los ancianos de la ciudad y de uno de los navegantes. Son poemas de naturaleza novelesca, inspirados en leyendas clásicas y góticas: "Atalanta", "El hombre nacido para ser rey", "La suerte del rey Acrisio", "La historia de Cupido y Psique", "El amor de Alcestes", "Mirando al halcón", "Los amantes de Gudrun" (el más notable), etc. Los poemas están escritos en la llamada rima real, esto es, en estancias de siete versos, que Morris imitó de Chaucer.

En 1875 logró llevar a término la larga y ardua empresa de traducir en versos ingleses la Eneida de Virgilio; en 1887 hacía lo mismo con la Odisea de Homero. Mientras tanto había aparecido, en 1876, un largo poema épico suyo, La historia de Sigurd el volsungo y la caída de los Nibelungos. Continuaba, además, su trabajo de decorador, construía vidrieras, muebles y tapices, y realizaba una apasionada vida de agitador: escritos, conferencias, mítines y manifiestos se sucedían sin interrupción.

En 1885 fundó la Liga Socialista y dirigió un diario de la misma, The Commonweal; pero, poco a poco, se convenció de que su buena fe era incompatible con la vida política. Abandonó entonces la Liga, apoyándola, sin embargo, románticamente hasta su muerte. De estos años son sus trabajos de tema social: dos novelas (una de ellas utópica, Noticias de ninguna parte) y los Chants for Socialists, que son una historia del socialismo. Pero su actividad fue absorbida más tarde por la Kelmscott Press, un taller para la impresión y encuadernación de libros a mano que había fundado en el año 1890, y que constituyó una de sus realizaciones más logradas e importantes. Amó ese trabajo más que cualquier otro, y lo atendió, ya pobre, hasta su vejez; todavía en su lecho de muerte le llevaban pruebas de imprenta para corregir.

Noticias de ninguna parte

Muchos críticos opinan que con Noticias de ninguna parte (1890) trascendió la narrativa de su tiempo, desarrollando su inclinación futurista y política y su imaginación redentora a través de una utopía rural; en cualquier caso, William Morris legó en esa novela la visión del futuro que hubiera deseado para la humanidad. En la obra, después de una animada discusión sostenida en el círculo sobre el porvenir de la sociedad, el autor se duerme y despierta en la sociedad del año 2000; en tal época futura, el progreso de la civilización está concebido como una vuelta a la sencillez casi primordial de la vida; las máquinas y la velocidad espasmódica han sido abolidas y olvidadas en la serena paz de la vida campestre. El urbanismo ha sido combatido, y se han demolido los barrios miserables. La nivelación social es absoluta, pues todos trabajan por el solo gusto de crear lo que es necesario y todos disfrutan de la abundancia.

Un joven, Dick, se ofrece como guía al autor, extrañamente vestido, y le lleva a un comercio donde unos niños le dan una túnica y una capa de alegres colores. Él se encuentra con dificultades para pagar, pero nadie demuestra comprender sus gestos, pues ya no existe la moneda; a Dick se le ocurre entonces conducir al forastero al lado de un pariente suyo muy anciano, Hammond, que quizá pueda explicarse mejor que él. En el diálogo que sigue, se pasa revista a los principales problemas sociales y políticos. Morris expone, a través de las respuestas del viejo, sus soluciones utópicas y al mismo tiempo los defectos y males del siglo XIX. Admitido el principio de que la recompensa del trabajo es la vida, la alegría de crear, y que la necesidad de trabajar es natural como el instinto de procreación, Hammond exalta la artesanía, en la que se afirma la individualidad artística, y recuerda con horror haber oído hablar a sus mayores de la existencia de inmensas fábricas donde la contribución humana era puramente mecánica.

Después de la visita a Hammond, el joven Dick y su novia Clara llevan a Morris junto con algunos amigos suyos a las faenas y fiestas de la trilla. El viaje se hace en barca por el Támesis, donde encuentra intactos los antiguos nombres de los pequeños pueblos bien conocidos por él. Cada noche duermen en una de las aldeas a orillas del río y en todas partes son recibidos como antiguos amigos. En una de estas etapas, Morris se enamora de una muchacha, Ellen, que se siente atraída por el forastero, venido, según cree ella, de lejanas y misteriosas tierras. Marchan los cuatro, felices; pero llegados a su destino cerca de Hammersmith, cuando Morris se dirige a la cena, de repente advierte que ve sin ser visto y lee en las facciones de la hermosa Ellen la tristeza por su desaparición; una nube oscura le envuelve y, al volver a la luz, se encuentra en su estancia de Hammersmith, precisamente donde se habían dirigido para la trilla. El autor se siente triste y solo, pero el recuerdo de la visión es tan neto y vivo, que piensa que debe darla a conocer para tratar de instaurar lentamente la nueva era de la nivelación, de la felicidad tranquila y serena.

El presupuesto básico de dicha concepción utópica es la firme confianza, alimentada por Morris y por los principales escritores ingleses de utopías (Kendall, Huxley), en la bondad innata del hombre. Esto es para los utopistas un lugar común; Morris se diferencia de los demás por el arte con que hace casi convincente la realización de su utopía, reconociendo la necesidad de un largo período de transición para alcanzar dicha era de feliz ingenuidad, cuyos caracteres son delineados con magistral ligereza de toque.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].