Alfred de Musset

(París, 1810-id., 1857) Escritor francés. Renunció a sus estudios de derecho y medicina al imponerse su afición por la literatura. Publicó en 1829 Cuentos de España y de Italia, que obtuvieron cierto éxito. En 1833 vio la luz el volumen poético Rolla, donde Musset dio expresión al llamado mal del siglo, del que se convirtió en uno de sus más insignes representantes. De igual modo puede apreciarse ese desencanto artístico cercano al hastío existencial en su novela autobiográfica Confesiones de un hijo del siglo (1836), donde además relata su aventura sentimental con George Sand durante un viaje a Venecia. Su obra poética, de la que destacan sus diversas Noches (1835-1837), le sitúa como uno de los principales escritores franceses del romanticismo, posición reafirmada por su teatro, si bien no logró en éste las mismas cotas de intensidad expresiva que en su obra lírica.


Alfred de Musset

Maestro del teatro romántico, el poeta y dramaturgo francés Alfred de Musset nació en una familia liberal y cultivada. Su abuelo materno había sido amigo de numerosos escritores del siglo XVIII y poeta y editor él mismo; su padre había sido responsable de una monumental edición de las obras de Rousseau. Después de brillantes estudios clásicos, hizo su entrada en la literatura en 1827, frecuentando el salón de C. Nodier y la casa de Victor Hugo. Su primer volumen de versos fue Cuentos de España y de Italia (1829). La muerte de su padre en 1832, víctima de una epidemia de cólera, dejó profundas huellas en su obra posterior. Contratado en la Revue des Deux Mondes, la mayor parte de su obra, incluido el teatro, fue publicada allí. En 1833 aparecieron las piezas teatrales en prosa Andrea del Sarto y Los caprichos de Mariana, de marco italiano, construcción libre y gran intensidad, y el largo poema Rolla.

Aureolado de la gloria de este último, en el que evocaba la pérdida de la fe en los hombres de su generación, inició una relación que primero fue de amistad y luego de inflamada pasión con George Sand. En los primeros tiempos del amor escribió Lorenzaccio (1834), obra maestra del teatro romántico que fue estrenada por Sarah Bernhardt. A su regreso de un tormentoso viaje a Italia publicó Con el amor no se juega (1834). De todas las obras de esta época, la que se refiere más directamente a la agitada aventura veneciana con George Sand es Confesiones de un hijo del siglo (1836): una especie de autobiografía, en parte real y en parte imaginaria, en la que el autor define el mal del siglo como aquella desorientación de la juventud postnapoleónica, que después de haberse embriagado del espíritu volteriano, se lanza a la disipación y al desenfreno para llenar el vacío de su propia alma. El protagonista de las Confesiones es un libertino que ha buscado salvación en un gran amor y que, desilusionado, vuelve a caer en el vicio y se resigna a la infelicidad.

En ese mismo ámbito autobiográfico surgió su lirismo más personal: entre 1835 y 1837 compuso las Noches, vasto poema en cuatro partes en el que el poeta, bajo la forma de coloquio con la Musa (Noche de mayo, Noche de agosto, Noche de octubre) o con un personaje "que se le parece como un hermano" (Noche de diciembre), despliega los grandes temas de su poesía: la aspiración poética y el dolor, la soledad, la falaz embriaguez del placer, el rescate del dolor en el sentido de la inmortalidad encontrado de nuevo. No es solamente una ficción poética: vivificado por el sufrimiento, sus mejores piezas se vinculan a la profunda crisis que atravesó.

El período de fecundidad creadora duró cuatro o cinco años. De esta época datan las obras en verso La espera en Dios (1838), las comedias en prosa Barberina y El candelero (1835) y los proverbios de Nunca se debe jurar nada (1836) y Un capricho (1837). A partir de 1839 su producción se hizo más escasa. Poco antes de cumplir treinta años había bosquejado la novela El poeta caído, de la que quedaron ocho fragmentos. En 1840 cayó gravemente enfermo y el alcohol y el desenfreno no ayudaron a su curación. Las recaídas en la enfermedad lo acompañaron durante los diecisiete años siguientes, en los que siguió escribiendo para la Revue des Deux Mondes, pero bajo el signo perceptible de la necesidad. Algunos momentos de inspiración quedaron plasmados en Une soirée perdue (1840), en la que rendía homenaje a Molière, y Le Rhin allemand (1841).

El consuelo de esa época fue el teatro. Sus comedias fueron representadas en la Comédie Française, e incluso escribió algunas nuevas: Louison y On ne saurait penser à tout (ambas de 1849) y Bettine (1851). Elegido miembro de la Academia Francesa en 1852, publicó el conjunto de su obra poética en dos volúmenes, Primeras poesías y Poesías nuevas (1852), y la versión revisada y corregida de sus Comedias y Proverbios (1853). Si Musset concibió primero el romanticismo como un arte mesiánico que debía responder a las aspiraciones de progreso político y social, posteriormente se apartó del humanitarismo idealista para volcarse en un romanticismo interior, limitado a los dramas de la conciencia individual y de la pasión amorosa.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].