Simon Pereyns

(Amberes, c. 1530 - México, c. 1600) Pintor flamenco. En 1558 se trasladó a Lisboa y más tarde a Madrid, donde trabajó como retratista de la corte. En 1566 fue a Nueva España, alcanzando con su pintura gran fama en México. Se le atribuyen numerosas obras, en su mayor parte perdidas; entre las conservadas destacan, entre otras, las diez tablas del retablo de Huejotzingo (1586), en las que se percibe la influencia de Alberto Durero. También es obra suya el San Cristóbal (1585).

Simon Pereyns fue uno de los primeros pintores originarios de Europa que conquistó renombre en México. Su apellido, de origen flamenco, fue deformado y se le llegó a llamar Perin o incluso Pérez. Su carrera artística está bien documentada gracias a los contratos que firmó y que se conservan, así como los legajos del proceso que sufrió ante la Inquisición. En 1558, Pereyns dejó Amberes para trasladarse a la Península Ibérica, primero a Lisboa, donde residió durante un año, y después a Toledo y Madrid. Tuvo cierto éxito como retratista en la corte de Felipe II, e incluso parece que llegó a pintar varios retratos del monarca, que no se han conservado.

Fue miembro del séquito del marqués de Falces, nombrado nuevo virrey de México, y por ello desembarcó en este país en 1566. Un año más tarde, el éxito alcanzado le llevó a pintar varios retablos, que no se han conservado, en Teateaca (México) como lo atestiguan los contratos firmados con dicho propósito.


San Cristóbal (1585), de Simon Pereyns

Tanta fortuna provocó más de una envidia. La más notable fue la de uno de sus antiguos colaboradores, además de ser su deudor, Francisco de Morales, que le denunció al Santo Oficio en 1568, acusándole de haber pronunciado frases escandalosas sobre las relaciones amorosas fuera del matrimonio, que le parecerían naturales, y sobre el hecho de que sus preferencias a la hora de elegir tema de pintura iban más hacia el retrato que hacia la imagen piadosa, pues el primero ”renta más”.

Arrestado y sometido a diversos interrogatorios con tortura, Pereyns negó con firmeza el haber pronunciado esas palabras. Otros artistas de la época, citados como testigos de descargo, le apoyaron. Finalmente fue liberado bajo reserva de pintar y sufragar el gasto de un cuadro, una virgen ”muy devota”. El resultado parece ser La Virgen del perdón, una de las obras más populares firmadas por Pereyns que se halla en el trascoro de la catedral de Ciudad de México.

Tras este incidente, su carrera prosiguió con brillantez. En 1567 contrajo matrimonio en México y, sin duda, residió en el país hasta su muerte. En 1584 pintó un retablo para la catedral, hoy desaparecido, y en 1585 el San Cristóbal que allí se conserva. Al año siguiente realizó el retablo mayor del monasterio de Huejotzingo (Puebla, México), considerado como su obra más importante, en el que las seis principales escenas tratan de la vida de Jesucristo.

Influido por Rafael Sanzio y por la escuela sevillana de Luis de Vargas y Pedro de Villegas, cuyas vírgenes tienen un aire melancólico, Pereyns quedó imbuido por el estilo de los maestros de la Roma del siglo XVI, aunque, sin embargo, se mantuvo fiel a sus raíces flamencas. Ello se aprecia no sólo a través de la inspiración del pintor en los grabados de su compatriota Sadeler según las obras del también pintor flamenco Maerten de Vos (Adoración de los Reyes y Circuncisión de Huejotzingo), sino también en la sensibilidad y el sentido del paisaje que puso en su pintura, que dieron una dimensión humana a su citado San Cristóbal, cuando lo propio de la época era tratar al santo con excesiva belicosidad. Su pincel, que no careció de maestría, quedaba cerca de la sensibilidad popular y por ello influyó de manera decisiva en la pintura mexicana durante más de medio siglo.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].