Walther Rathenau

(Berlín, 1867-1922) Industrial y político alemán. Hijo del presidente de la Sociedad General de Electricidad, AEG, dirigió ésta tras la muerte de su padre. Destacó en el mundo político como director de la Oficina de Materias Primas y Racionamiento durante la Primera Guerra Mundial. A partir de 1921 se le encomendó el puesto de ministro de la Reconstrucción y, un año después, el de Asuntos Exteriores. Su hito más importante fue la firma, en 1922, del Tratado de Rapallo con la Unión Soviética, hecho por el que fue asesinado.


Walther Rathenau

Walter Rathenau fue, al mismo tiempo, uno de los más destacados industriales alemanes y un hombre de estado. Sobresalió en la vida política y económica de Alemania como un gran idealista y muestra de ello fue que, a pesar de ser uno de los más importantes industriales del país, era muy crítico con la tiranía que estaba imponiendo a la sociedad la creciente "tecnologización".

Aunque era un representante destacado de la burguesía alemana, abogaba por la centralización de la economía, y entremezclaba en su pensamiento político elementos del capitalismo y de la planificación estatal. Fue uno de los inspiradores del sistema bolchevique de organización económica, a través de la centralización económica, de las materias primas y de las divisas. Algunos de los más destacados dirigentes bolcheviques consultaron a Rathenau sobre sus planes económicos para aplicarlos más tarde a la Revolución rusa.

Al poco tiempo de estallar la Primera Guerra Mundial, el estado imperial le encomendó la tarea de dirigir el Departamento de Materias Primas en el Ministerio Alemán de la Guerra. En este puesto se encargó de organizar la economía interior de Alemania durante el conflicto bélico, especialmente del racionamiento de los víveres para la población germana. El modelo que implantó durante la guerra inspiró directamente los métodos económicos que Lenin aplicó en la Unión Soviética, concretamente los planes económicos.

En el año 1915 falleció su padre, por lo que, como ya se ha señalado, tuvo que encargarse de dirigir los negocios familiares, al tiempo que seguía desempeñando su cargo de funcionario público. De esta manera, Rathenau se convirtió en el presidente de la Sociedad General de Electricidad, la AEG, posiblemente el mayor imperio industrial del país. Los negocios de Rathenau no se redujeron sólo al campo de la electricidad, sino que se diversificaron en otros campos, como el del metal, con la producción de hierro y acero, y las industrias químicas, así como las de pieles y caucho.

Finalizada la guerra, Rathenau se mantuvo en la vida pública. En el año 1921 se le encargó, debido a su eficacia durante el conflicto bélico, el Ministerio de la Reconstrucción, en un país destrozado por las heridas causadas por el enfrentamiento mundial. Su labor al frente de este departamento comenzó, ese mismo año, con la negociación con Loucheur del pago parcial en especies de las reparaciones de guerra concertadas en el Tratado de Versalles, en el que fue conocido como acuerdo de Wiesbaden.

Su prestigio internacional hizo que un año más tarde se le nombrase ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de la República de Weimar. Su misión al frente de este departamento fue, principalmente, la de persuadir a los aliados para que revisasen sus demandas respecto a las reparaciones de guerra.

Como ministro de Asuntos Exteriores, Rathenau participó en la Conferencia de Génova, que se había concertado para estudiar el reconocimiento del gobierno revolucionario de la Unión Soviética. En el marco de dicha conferencia mantuvo reuniones con diferentes representantes bolcheviques para, finalmente, firmar el Tratado de Rapallo (1922). Por dicho acuerdo, la República de Weimar se comprometía a reconocer el régimen comunista soviético y se establecía entre ambos países una estrecha colaboración económica.

El reconocimiento unilateral por parte de Weimar de la Unión Soviética socavó completamente las bases de la Conferencia de Génova. En el ámbito económico, Alemania y la URSS acordaron cancelar sus deudas mutuas anteriores a la Primera Guerra Mundial y renunciaron, de manera expresa, a las reparaciones de guerra. El tratado fue especialmente ventajoso para los germanos, ya que concedió a Alemania el trato de nación más favorecida por la Unión Soviética y, además, le daba prioridad en los acuerdos comerciales. No sólo se hicieron pactos en los ámbitos diplomático y económico, sino que hubo otros de carácter secreto.

Gracias al Acuerdo de Rapallo, la URSS permitió la reorganización del ejército alemán, aunque de manera secreta, pues ésta era una de las principales prohibiciones del Tratado de Versalles. Además, el régimen soviético facilitaría la producción y el perfeccionamiento de sus nuevas armas en tierras rusas. Ambos estados establecieron relaciones diplomáticas, seguros económicos y beneficios militares. Rathenau llevó el peso de las negociaciones junto con el ruso Tchitcherine. Los signatarios de esta especie de traición a la Conferencia de Génova fueron, representando a Weimar, además de Rathenau, Mendelssohn y Von Ballin, y, por parte soviética, Trotsky, Litvinoff, Rakovsky, Joffé, Sobelssohn, Radek y Tchitcherine.

El gobierno soviético, ante el temor de que el resto de las potencias europeas tomara represalias, trató de aclarar que el acuerdo no significaba la creación de un bloque germano-soviético, en oposición al resto de Europa. El tratado produjo protestas por parte de las delegaciones británica, francesa y de otros países aliados presentes en la Conferencia de Génova, lo que llevó a la exclusión de Alemania de la comisión política de la misma.

Walter Rathenau no podía imaginar que llegar a tal acuerdo con la Unión Soviética iba a ser la causa de su muerte. Tras la firma, un amplio grupo de la ultraderecha alemana empezó a considerarlo el blanco perfecto para descargar sus frustraciones. La ultraderecha no le perdonaba su origen judío ni su riqueza; veía en sus negociaciones de las reparaciones de guerra una traición, y, en el acuerdo con los bolcheviques, la amenaza de la revolución comunista.

El 24 de junio de 1922 Rathenau fue asesinado por unos sicarios mandados por las alas más reaccionarias de la ultraderecha nacionalista alemana. A pesar de que los pistoleros que ejecutaron la acción terrorista fueron apresados, los tribunales germanos los juzgaron con sospechosa benevolencia. Las repercusiones del homicidio no se hicieron esperar y a las pocas semanas el mercado bolsístico alemán se colapsó de manera brutal.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].