Teócrito

(Siracusa, actual Italia, h. 310 a.C. - ?, h. 250 a.C.) Poeta griego, creador de la poesía pastoril. Vivió mucho tiempo en la isla de Cos y fue protegido de Hierón de Siracusa (h. 275 a.C.) y de Tolomeo II Filadelfo en Alejandría, donde también conoció a Calímaco. Admirador de la lírica monódica clásica (Safo, Alceo, Anacreonte), Teócrito es el fundador de la poesía bucólica y uno de los grandes poetas de la época helenística. Familiar y lírico, capaz de unir lo dramático y lo narrativo, fue el poeta del amor y la belleza del campo, un gran observador de las costumbres de su época y renovador de antiguas leyendas. Se conservan de él una treintena de Idilios y alrededor de veinte epigramas. Su obra principal son los Idilios, compuestos en el dialecto dorio de Sicilia y de inspiración pastoril, con escenarios tomados de la naturaleza. Sus primeros seguidores fueron Mosco y Bión, y el ambiente pastoril fue imitado por Logo y luego por Virgilio, éste en las Bucólicas. Su obra se revalorizó en el Renacimiento.


Teócrito

Acerca de la vida de Teócrito no se conoce ningún hecho cierto más allá de los indicios que proporcionan sus poemas. De ellos se deduce que en su juventud estuvo en Cos, y más largamente en Alejandría. En su ciudad natal procuró obtener la protección del poderoso Hierón II, y en la gran metrópoli egipcia la de los Tolomeos.

Por uno de sus poemas, en el que figuran los nombres de dos poetas, Filitas de Cos y Asclepiades de Samos, considerados como maestros y jefes de escuela, sabemos que Teócrito frecuentó diversos círculos literarios de Cos y participó en debates literarios; se ignora, sin embargo, cuáles pudieran ser sus relaciones con el docto poeta y corifeo alejandrino Calímaco, situado en el centro de la mayor polémica artística de la época. Los restantes datos biográficos resultan débiles o insignificantes; dedicó un poema a cierto Arato, que no parece identificarse con el conocido poeta, y fue amigo del médico Nicias, a quien se hallan dirigidos dos poemas y para cuya esposa, Teogénides, envió Teócrito una rueca de marfil hecha en Siracusa, junto con uno de sus poemas.

Nada se ha conservado de sus yambos y elegías; sí, en cambio, veinte de sus epigramas y treinta Idilios. Cabe hacer notar que en el "corpus" divulgado por los bucólicos griegos, y en el cual figuran también Mosco, Bión y otros, las poesías apócrifas se hallan mezcladas a las auténticas ya desde las primeras ediciones. De los treinta Idilios iniciales del "corpus" ni siquiera la tradición manuscrita atribuye a Teócrito los XIX, XXI, XXIII, XXV y XXVII; en cuanto a los restantes, no es auténtico el IX, y resultan dudosos el VII y el XXVI.

La palabra "idilio" procede de un diminutivo griego que significa "pequeño cuadro"; en latín lo empleó por primera vez Plinio el Joven para referirse a poemas de corta extensión. El término, por tanto, no tiene nada que ver con la poesía pastoril, pero al haberse hecho famoso Teócrito por sus poemas de carácter bucólico, acabó adquiriendo el significado de relación amorosa. Si bien la notoriedad del poeta está ligada a la creación de la poesía pastoril, debe señalarse que sólo diez de los treinta Idilios tienen carácter bucólico. Teócrito observa en ellos la vida de pastores, campesinos y pescadores de su Sicilia natal en escenas de refinado naturalismo.

Estos poemas fueron la fuente de inspiración de las Églogas de Virgilio y, a través de ellas, de mucha de la artificiosa poesía pastoril del Renacimiento europeo. Cierta crítica ha querido interpretar ese matiz romántico que difundieron los Idilios de Teócrito como un reflejo de los cambios sociales debidos a la gradual desaparición de los propietarios libres de tierras; de ahí la nostalgia e idealización de lo bucólico frente a la esterilidad de la vida ciudadana.

Los Idilios de Teócrito presentan gran variedad de giros y estructuras. Además de los estrictamente bucólicos, algunos representan ambientes ciudadanos y recuerdan los antiguos "mimos" basados en elementos folclóricos, como Adoniázousai (Idilio XV), en el que unas locuaces siracusanas se dirigen a Alejandría a las fiestas en honor de Adonis, o Pharmakeútiai (Idilio II), en el que una muchacha trata de atraer con sortilegios el amor de su infiel amado. Otros idilios tienen argumento épico, amoroso o encomiástico. Los de tema pastoril, caracterizados por el uso frecuente del dialecto dórico, son en general diálogos y justas poéticas entre pastores, y otras veces efusiones de enamorados, como la del cíclope Polifemo por la bella Galatea (Idilio X).

Entre los más conocidos hay que citar Tirsis (Idilio I), donde un cabrero pide a Tirsis que entone el melancólico lamento por la desaparición de Dafnis, el bello pastor adolescente que muere de amor no correspondido, y Talisias (Idilio VII), descripción, inundada con la cálida luz del verano, de una fiesta de cosecha en la isla de Cos en la que Simíquidas, el narrador, es el poeta mismo, y presenta a contemporáneos suyos, tanto amigos como rivales, bajo el disfraz de rústicos. Por su perfección literaria y estilística, los idilios de Teócrito constituyen una de las obras más logradas de la literatura griega. La crítica considera al autor como el poeta más original del período helenístico. Por poco extensa que haya sido su obra, Teócrito logró establecer un género en la Antigüedad y ejerció durante siglos una gran influencia en la literatura.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].