Julio César

 
La guerra de las Galias. En el 61 a.C. César fue nombrado cónsul de la Hispania Ulterior y al año siguiente se encontraba de regreso en Roma, donde firmó una alianza con Pompeyo y Craso que dio lugar al Primer Triunvirato, que se consolidó con matrimonio entre Pompeyo y Julia, hija de César. Poco después César asumió el mando militar de la Galia Cisalpina y el proconsulado de la Narbonense, momento desde el cual, y por espacio de ocho años, se embarcó en su proyecto más ambicioso, la conquista de la Galia. Luchó contra todas las tribus galas, contra los germanos en las orillas del Rin e incluso llegó a enviar dos expediciones a Britania. Según los historiadores romanos Plinio el Viejo (Historia natural, vol. VII) y Plutarco (Pompeyo, 67, 10; César, 15, 5), César combatió durante siete años contra un total de tres millones de guerreros helvéticos, galos, germanos y britanos; de ellos, un millón había sido aniquilado y otro vendido como esclavo; conquistó ochocientas ciudades y sometió a trescientas tribus. Todo ello con unos efectivos que nunca pasaron de los cincuenta mil hombres. Estas cifras, que en la actualidad parecen ciertamente exageradas, pueden dar una idea, aunque sea aproximada, de la magnitud de la empresa de César y del brutal coste de vidas humanas que supuso la conquista. En la imagen, Vercingetórix arroja sus armas a los pies de Julio César, obra de Lionel Noël Royer (1899). En el año 52 a.C., la victoria en Alesia sobre Vercingetórix, que había encabezado una sublevación de todas las tribus galas, supuso la consolidación definitiva del dominio de Roma.