El acorazado Potemkin

El acorazado Potemkin, obra maestra del realizador soviético Serge Eisenstein, se estrenó el 21 de diciembre de 1925 en el teatro Bolshoi de Moscú. Su rodaje había sido encargado a Eisenstein por el Partido Comunista, para conmemorar el vigésimo aniversario de los sucesos revolucionarios de 1905. Gracias a las nuevas técnicas de montaje, utilizadas con fines simbólicos, el filme consigue una gran fuerza expresiva. Su éxito llegó ese mismo año hasta Berlín y Nueva York, donde fue presentado con acompañamiento musical de Edmund Meisel. Algunos países, sin embargo, censuraron la obra durante décadas, en desacuerdo con su alta carga propagandística y revolucionaria.

Ambientada en una Rusia azotada por convulsiones revolucionarias, la película narra en cinco actos el motín de los marineros del buque durante la sublevación de Odessa entre el 12 y el 17 de junio de 1905. El acorazado Potemkin, de la flota del zar, se halla fondeado frente al puerto de Odessa, en el Mar Negro. Vakulinchuk y Matiushenko, dos marineros que militan en el movimiento revolucionario clandestino, incitan sin demasiado éxito a sus compañeros a rebelarse contra las inhumanas condiciones de vida. Un día, la imposición a la hora del almuerzo de comer carne en mal estado hace estallar los ánimos de la tripulación, que reacciona airadamente. El capitán Golikov amenaza con castigar a los rebeldes, pero la guardia se niega a disparar contra ellos. Los marineros sublevados se adueñan del barco, arrojan a los oficiales por la borda e izan la bandera roja. Durante la refriega, Vakulinchuk es asesinado a traición. El cadáver del héroe es llevado a puerto y depositado en el muelle.


Fotogramas de El acorazado Potemkin (1925),
de Serge Eisenstein

En solidaridad con los tripulantes del acorazado, la población de Odessa se manifiesta en las calles y envía víveres a los amotinados. El almirantazgo ordena al ejército acabar con la situación, y éste masacra a la población civil: es la célebre secuencia de la matanza en la escalinata de Odessa. Los rebeldes responden con el bombardeo del almirantazgo, mientras que el resto de la escuadra zarista se dispone a sofocar la rebelión. Cuando están frente a frente, con los cañones ya preparados, el Potemkin maniobra para pasar entre los buques de la escuadra. Uno de sus marineros grita a las otras tripulaciones: "¡Hermanos!". En respuesta, los marineros de las naves leales se descubren y agitan sus gorras para saludar a los rebeldes. El acorazado atraviesa triunfante la escuadra en línea: es el símbolo de la revolución que triunfará doce años después.

Segundo largometraje de Eisenstein, quien lo dirigió cuando sólo contaba 27 años, es sin duda uno de los filmes más importantes de la historia del cine: en todas las clasificaciones mundiales aparece entre las cinco mejores películas. El paso del tiempo ha dejado en un segundo plano el contenido ideológico de la obra para reforzar sus valores artísticos. Eisenstein dota de protagonismo a las masas anónimas, componiendo un impresionante drama en escenarios reales y con actores desconocidos, e imprimiendo a la acción un gran dinamismo y emoción; la ciudad de Odessa, su población y sus escenarios y la Flota Roja destinada en el Mar Negro se erigen en verdaderos protagonistas. Sin embargo, el aspecto más importante de la película fueron las innovaciones introducidas por Eisenstein a partir de la idea del "montaje en paralelo" de Griffith, que perfeccionó y sofisticó hasta unos extremos insólitos, fructificando en la teoría del "montaje de atracciones".

Obra clave para entender su concepción del cine, la técnica cinematográfica de la que hace gala Eisenstein es todavía hoy objeto de análisis en las escuelas para futuros cineastas. Además del montaje, el ritmo de la película, la música y la perfección formal son dignos de estudio. En la famosa escena de la escalinata de Odessa (tantas veces homenajeada), los planos primeros son largos y cadenciosos; cuando empieza la lucha, son cortos, siguiendo el ritmo de la guardia en la masacre, con los planos de la madre más lentos, resaltando su sufrimiento. Contrasta el orden y el ritmo de los soldados con el desorden de los civiles huyendo.

Históricamente, el motín que tuvo lugar en el acorazado Potemkin nunca estuvo en realidad vinculado al episodio de la huelga general de Odessa. La sublevación fue duramente reprimida por la flota zarista, que ahorcó a parte de la tripulación. La marinería superviviente fue desterrada o encarcelada, y el famoso acorazado encalló, siendo finalmente desguazado. El filme, con un enfoque idealizado, ocultó este final lamentable, manteniendo los momentos iniciales de los episodios reales; dicho de otro modo: Eisenstein rescató un episodio borrado de la memoria colectiva para construir una historia legitimada por el poder revolucionario.

Con todo, muchos de los detalles más impresionantes de la narración son auténticos: los gusanos en la carne que había de servir de comida a la tripulación, el motín, la solidaridad de los habitantes de Odessa, la represión y la matanza (que en realidad no tuvo lugar en la escalinata, pese a que la famosa secuencia de Eisenstein diera a este episodio rango de veracidad histórica) o la fuga del barco al puerto rumano de Constanza, en el mar Negro.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].