Victoria Abril

(Victoria Mérida Rojas; Madrid, 1959) Actriz de cine española. Tras debutar como azafata en televisión, en los programas Un, dos, tres, responda otra vez y 625 líneas, realizó pequeñas intervenciones en el cine, hasta que el director Vicente Aranda le ofreció el primer papel protagonista en Cambio de sexo (1976). Tras su matrimonio con el futbolista Gustavo Laube (1977-1982), inició una relación con el cámara francés Gérard de Battista, con quien tuvo dos hijos, y estableció su residencia en París. Esa ciudad fue el trampolín de sus futuros trabajos en Francia, Italia, Suiza y Portugal. En España se convirtió en la actriz favorita de Vicente Aranda, a cuyas órdenes rodó once filmes y dos series para TVE, El crimen del capitán Sánchez (1985) y Los jinetes del alba (1990), y de Pedro Almodóvar, quien la dirigió en otras cuatro películas; trabajó sin interrupción con los más prestigiosos realizadores hasta engrosar, en plena juventud, una filmografía de más de sesenta títulos y acumular varios premios internacionales. La crítica es unánime al elegir la interpretación de Victoria Abril en Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995) como la mejor de su carrera.


Victoria Abril

Su primera vocación fue el ballet y, desde niña, estudió danza clásica. Debutó sobre las tablas en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, en la compañía de Ana Lázaro, con sólo catorce años, poco antes de que Francisco Lara Polop la eligiera para interpretar a la sirvienta de Obsesión (1974). Su labor como azafata contable del concurso televisivo Un, dos, tres, responda otra vez (1974-1977), ingeniosa creación de Narciso Ibáñez Serrador, le dio gran popularidad, más que sus todavía brevísimas apariciones en producciones tan peculiares como las españolas El puente (1977, Juan Antonio Bardem) y El hombre que supo amar (1978, Miguel Picazo), o la estadounidense Robin y Marian (1976), de Richard Lester, protagonizada por Sean Connery y Audrey Hepburn.

En 1976 Vicente Aranda le ofreció su primer papel importante, el del adolescente transexual de Cambio de sexo. Durante esa época trabajó también en teatro con la compañía Tirso de Molina, grabó discos de canciones pop y presentó el programa de Televisión Española 625 líneas. Aranda, un director clave en su carrera (la versatilidad, la densidad psicológica y la energía que emana de sus composiciones, así como su notable capacidad de desgarramiento emocional, hacen de ella el molde perfecto donde Aranda puede verter sus obsesiones intelectuales y personales), volvió a contar con ella para protagonizar La muchacha de las bragas de oro (1979), adaptación de la obra de Juan Marsé, y Asesinato en el Comité Central (1982), sobre una novela de Manuel Vázquez Montalbán.

A partir de 1982 su presencia se impuso como una de las más atractivas del cine español y fue requerida para participar en multitud de películas por directores como Mario Camus (La colmena, 1982), Jaime Chávarri (Las bicicletas son para el verano, 1983), Manuel Gutiérrez Aragón (La noche más hermosa, 1984), José Luis Borau (Río abajo, 1984), Francisco Regueiro (Padre nuestro, 1985), Jaime de Armiñán (La hora bruja, 1985), Emilio Martínez Lázaro (El juego más divertido, 1988), Rafael Monleón (Bâton Rouge, 1988), Eduardo Campoy (A solas contigo, 1990) o el chileno Miguel Littín (Sandino, 1990).

Con Vicente Aranda rodó en esos años Tiempo de silencio (1985), El Lute: camina o revienta (1987) y Si te dicen que caí (1989), e intervino, a las órdenes de Pedro Almodóvar, en La ley del deseo (1987) y ¡Átame! (1990). Su papel de madre de un niño autista en Mater amatísima (J.A. Salgot, 1980) le había abierto las puertas del cine europeo; en 1984 y 1985 fue nominada en Francia al Premio César a la mejor actriz secundaria por su trabajo en La lune dans le caniveau, de Jean Jacques Beineix, y L'adittion, de Denis Mar, respectivamente. También tuvo un papel secundario en Max, mon amour (Nagisha Oshima, 1986).


Antonio Banderas y Victoria Abril en ¡Átame! (1990)

Su labor de esa primera etapa se vio reconocida con numerosos galardones, entre ellos el Premio San Sebastián a la mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 1987 por su papel de esposa quincallera de El Lute en El Lute: camina o revienta, de Vicente Aranda; obtuvo asimismo tres Fotogramas de Plata, un TP de Oro y cinco nominaciones a los Goya. Compaginó durante esos primeros años su carrera cinematográfica con notables interpretaciones para la televisión, como las series La barraca (adaptación de la novela homónima de Vicente Blasco Ibáñez), La huella del crimen (protagonizó el episodio dirigido por Vicente Aranda, El crimen del capitán Sánchez), Los pazos de Ulloa (adaptación de la novela homónima de Emilia Pardo Bazán), La mujer de tu vida o, de nuevo con Aranda, Los jinetes del alba (basada en la novela del mismo nombre de Jesús Fernández Santos).

Al llegar la década de 1990, la actriz había alcanzado ya su madurez creativa y ofrecía todo su potencial interpretativo. Su siguiente trabajo constituyó una de sus creaciones más conseguidas, en una nueva colaboración a las órdenes de Aranda: la apasionada y carnal Luisa, una estafadora sobre la que gira el trío amoroso que constituye el meollo de la trama del thriller de época Amantes (1991), que coprotagonizó junto con Jorge Sanz y Maribel Verdú; por su tórrida y enérgica interpretación (a la vez que contenida: su voz apenas abandona el susurro), recibió el Oso de Plata del Festival Internacional de Cine de Berlín, un Premio Turia, un Premio ADIRCAE y dos nuevas nominaciones a los Goya y a los Fotogramas de Plata.

También en los 90 alternó trabajos en España y en Francia, con la excepción de una breve e infructuosa incursión en Hollywood, de la mano de Barry Levinson, quien le ofreció el papel femenino protagonista de Jimmy Hollywood (1993), junto a Joe Pesci y Christian Slater. En el país galo rodó Une époque formidable (1992) y Casque bleu (1994), de Gérard Jugnot; Gazon maudit (1995), de Josiane Balasko; La femme du cosmonaute (1998), de Jacques Monnet, y Mon père, ma mère, mes frères et mes soeurs (1989), de Charlotte de Turckheim. En España trabajó en un ramillete de notables largometrajes, como Tacones lejanos (1991) y Kika (1993), de Pedro Almodóvar; Demasiado corazón (1992), de Eduardo Campoy; Intruso (1993) y Libertarias (1995), de nuevo con Vicente Aranda, y Entre las piernas (1999), de Manuel Gómez Pereira.


En Nadie hablará de nosotras
cuando hayamos muerto
(1995)

Pero su mejor interpretación fue, sin duda, la del espléndido thriller de Agustín Díaz Yanes Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995), que le supuso al fin su primer Goya (de los ocho que recibió la película en 1996), además de los primeros premios Ondas y de la Unión de Actores, y la segunda Concha de Plata del Festival de San Sebastián. Con Díaz Yanes volvería a trabajar en dos ocasiones: en Sin noticias de Dios (2001), junto a Penélope Cruz, y en la continuación de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, titulada Sólo quiero caminar (2008), junto a Ariadna Gil, Pilar López de Ayala, Elena Anaya y el mexicano Diego Luna.

En sus últimos años sus apariciones en el cine francés han seguido siendo tan numerosas como en el español. Entre éstas últimas destacan títulos como El séptimo día (2004), de Carlos Saura (por la que recibió el Premio de la Unión de Actores como mejor actriz de reparto), Incautos (2004), de Miguel Bardem (Premio a la Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Oporto), y Escuela de seducción (2004), de Javier Balaguer. Su última colaboración hasta el momento con Vicente Aranda fue Tirante el Blanco (2006), adaptación de la novela de caballerías homónima de Joanot Martorell, a la que siguieron El camino de los ingleses (2006), de Antonio Banderas, Óscar, una pasión surrealista (2008), de Lucas Fernández, y Mejor que nunca (2008), de Dolores Payás.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].