Walter Matthau
(Nueva York, 1920 - Santa Mónica, 2000) Actor estadounidense. Compañero inseparable de Jack Lemmon en el cine, está considerado uno de los grandes actores de la comedia americana, gracias a su camaleónica capacidad de interpretación, que le permitió interpretar con igual credibilidad a un seductor empedernido, un viejo gruñón, un perverso compañero, un padre temeroso, un ejecutivo firme o un hombre de la calle. Su desparpajo natural, el andar poco elegante, el rostro feo y el rudo acento de arrabal, que le impidieron convertirse en primer actor en sus comienzos, hicieron luego de él uno de los actores de comedia más famosos de Hollywood.
Walter Matthau
Hijo de emigrantes judíos, su infancia se vio condicionada por la ausencia de medios económicos. Su vocación interpretativa se manifestó desde muy pequeño, cuando participaba en todo tipo de obras infantiles. Al tiempo que estudiaba periodismo en la Universidad de Columbia, consolidó esta incipiente formación dramática bajo la tutela de Erwin Piscator. Tras participar en la Segunda Guerra Mundial como operador de radio de un bombardero -actividad por la que obtuvo varias condecoraciones-, pasó algunos años sobre los escenarios de Broadway, época de la que merece la pena destacar uno de sus primeros papeles, en la obra Ana de los mil días, en la que encarnó a un maduro obispo.
En los primeros años cincuenta comenzó a intervenir en programas de televisión como The Philco Televisión Playhouse, Motorola TV Theatre, Goodyear Televisión Playhouse, The Alcoa Hour y Alfred Hitchcock Presents, y en series como Naked City, Route 66 o Insight. A mediados de la década se consideró dispuesto a dar el salto a la pantalla grande. Se acercó por primera vez al cine en El hombre de Kentucky (1955), de Burt Lancaster, filme que fue seguido de otras intervenciones de tono menor en las que su particular rostro le llevó a interpretar a los personajes antipáticos de las historias.
Adquirida ya cierta seguridad ante las cámaras, así como varios premios que se tradujeron más tarde en otros papeles en nuevas películas, sorprendió a todos cuando dirigió Gangster Story (1960), trabajo que pasó sin pena ni gloria, pero que le condujo, tres años más tarde, a intervenir en Charada (1963), de Stanley Donen, como personaje-conflicto entre Cary Grant y Audrey Hepburn.
Una obra teatral, escrita expresamente para él por Neil Simon, titulada La extraña pareja, le mereció un premio Tony; además, la repercusión de su trabajo en escena le llevó a ser uno de los principales rostros del que fue uno de sus más notables éxitos cinematográficos, En bandeja de plata (1966), de Billy Wilder, en un papel que le reportó su Oscar al Mejor Actor Secundario. Fue la mejor oportunidad para Walter Matthau de demostrar que su trayectoria y formación le capacitaba para dar mucho más en papeles de gran fuerza.
Jack Lemmon y Walter Matthau en
En bandeja de plata (1966)
Precisamente, a partir de este trabajo la pareja Matthau-Lemmon se consolidó como una de las más inteligentes y efectivas del cine de comedia, ya fuera dirigida por el propio Wilder (Primera plana, 1974; Aquí un amigo, 1981) o aprovechados por otros en interesantes trabajos como La extraña pareja (1968), de Gene Saks, sin duda una de las grandes comedias estadounidenses, y, muchos años después, en Dos viejos gruñones (1993), de Donald Petrie, y Discordias a la carta (1995), de Howard Deutch. Los lazos surgidos entre los dos actores permitieron a Jack Lemmon dirigir a su amigo en Señor Kotcher (1971), con la que fue nominado al Oscar de la Academia.
Si hubo algo esencial en la relación cinematográfica entre Matthau y Lemmon fue su necesaria convivencia a partir de un rechazo mutuo en el que floreció siempre la crispación, la falta de entendimiento y la provocación constante. La maquinación -y manipulación- fue siempre la espoleta de Matthau en su relación con Lemmon. Quizá la síntesis de su existencia cinematográfica -repleta de cinismo- se encuentre en Dos viejos gruñones, una obra que en la madurez sintetizó la aportación realizada a lo largo de los años.
Fue la comedia el mejor espacio para el trabajo de Matthau. Lo demostró en diversas películas que quedaron para el mejor recuerdo del espectador, como La pareja chiflada (1975), por la que fue nuevamente nominado al Oscar, California Suite (1978) y Soy tu hija, ¿no te acuerdas? (1982), todas de Herbert Ross. No obstante, aportó su buen hacer en tres películas de trasfondo policial como La gran estafa (1973), de Don Siegel, San Francisco, ciudad desnuda (1973), de Stuart Rosenberg, y Pelham 1,2,3 (1974), de Joseph Sargent. Resultó notable su intervención en El arpa de hierba (1995), dirigida por su hijo Charles Matthau. Trabajó a las órdenes de Roman Polanski en Piratas (1985), de Roberto Benigni en Soy el pequeño diablo (1988) y de Oliver Stone en JFK, caso abierto (1991), con resultados muy diversos. Desde mediados de los años sesenta se vio obligado a cuidar su delicado corazón, que le obligó a superar una operación difícil en 1976 y que, finalmente, le causó la muerte el 1 de julio de 2000.
Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet].
Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en
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