Pau Gasol

 
En el Barça. En la temporada 1998-99, Gasol y Navarro se incorporaron al equipo que el Barcelona tenía encuadrado en la categoría de formación del baloncesto español, la liga EBA. En la temporada 1999-00 Gasol mantuvo su ficha como jugador del equipo EBA, pero en la práctica fue uno más del primer equipo del Barcelona, ya que únicamente disputó siete partidos en la categoría de formación y, a cambio, fue una pieza destacada en las rotaciones que el entrenador Aíto García Reneses dispuso para el ACB. Durante esta campaña, la madurez de Gasol fue acrecentándose de manera implacable. Un gran acierto del técnico fue que, a pesar de su elevada estatura, mantuvo a Gasol en posiciones exteriores para que su desarrollo como jugador se completase. De esta forma, jugando de alero o de ala-pívot, la aportación de Gasol comenzó a ser importantísima en el devenir del Barcelona, teniendo sus primeras actuaciones memorables dentro de la ACB.

Para la temporada 2000-01, el número 16 de los azulgrana se convirtió en la pieza más destacada del baloncesto español y en uno de los mejores jugadores europeos. Su combinación de rapidez, altura y envergadura resultaba letal para los rivales: si le marcaba un hombre más alto y fuerte, Gasol aprovechaba su rapidez para rebasarle; ante defensores más bajitos, su juego de espaldas en el poste bajo y su ventaja de altura se imponían. A todas estas virtudes físicas naturales, Pau añadió una concentración en el juego máxima, además de mejoras trabajadas en entrenamientos, sobre todo el lanzamiento desde la línea de tiros libres y desde la línea de tres puntos, además de una evidente evolución en el bote del balón y en el dribling y una sorprendente capacidad de subir el balón, con 2´15 de estatura, al igual que lo haría un base de 1´90.

Gasol se convirtió en el jugador total y el éxito del Barcelona en las competiciones hispanas dio paso a lo que se conoció como Gasolmanía. En la Copa del Rey 2001, celebrada en Málaga, el Barcelona se impuso sucesivamente al Jabones Pardo Fuenlabrada, al Pamesa de Valencia y al Real Madrid (en la final, por 80-77) con tres estelares actuaciones de Pau Gasol (54 puntos y 19 rebotes en total), que le valieron el trofeo al mejor jugador de la competición (MVP). En la final, dejando aparte sus estadísticas (25 puntos y 6 rebotes), su mate a una mano saltando muy por encima de las torres blancas provocó una salva de aplausos en el Pabellón Martín Carpena sólo comparable a la multitud de bocas abiertas que la espectacular acción deparó. Durante los play off por el título de la liga ACB, Gasol se mostró igualmente imparable para sus rivales; en el tercer encuentro de semifinales, contra el Unicaja de Málaga, firmó su partido más completo en la ACB, con 27 puntos, 9 rebotes y 10 faltas recibidas. En la final contra el eterno rival blanco, Gasol se desquitó del título perdido el año anterior y no dio opción al Real Madrid, masacrándoles en tan solo tres partidos con un total de 51 puntos y 27 rebotes, que también le dieron el trofeo al mejor jugador de la final ACB. La guinda del pastel la obtuvo Gasol con el liderazgo en mates, la acción más espectacular del baloncesto: con un total de 62 mates realizados (2´07 por partido), Gasol se hacía con el título oficioso de jugador más espectacular de la ACB, al dominar un apartado del juego tradicionalmente copado por los jugadores foráneos. En la imagen, Gasol con la camiseta azulgrana, en un partido de esa gloriosa temporada frente al Joventut de Badalona.