Basílides
(Siglo II) Gnóstico alejandrino. Sus teorías fueron conocidas al ser expuestas por San Ireneo y por San Hipólito. Según ellos, Basílides enseñaba que de una divinidad suprema e inconcebible habían surgido muchos estratos, de los cuales el nuestro es el último, regido por un demiurgo subalterno, el Yahvé de los judíos. Concebía una redención consistente en la súbita revelación-iluminación de la existencia de Dios, desconocido a causa del orgullo inconsciente. Austero, aconsejaba abstenerse del matrimonio. Tuvo numerosos discípulos en Egipto y en el sur de Europa. La secta por él fundada desapareció en el siglo IV, y se distinguía por el uso de expresiones misteriosas y de amuletos (abraxas).
Según refiere Clemente Alejandrino, Basílides vivió en Alejandría en tiempos de los emperadores Adriano (117-138) y Antonino Pío (138-161). Se decía discípulo de un tal Glaucia, presunto intérprete de San Pedro. Sin embargo, Epifanio afirma que, junto con Saturnillo o Saturnino, había figurado entre los partidarios del hereje Menandro (continuador de Simón el Mago) en Antioquía de Siria.
Basílides escribió un Comentario al Evangelio en 24 libros; la tradición le atribuye, además, un Evangelio según Basílides, que algunos pretenden identificar con la primera obra citada, en tanto que otros lo juzgan un texto distinto, posiblemente un centón de los Evangelios canónicos o bien una reconstitución del de San Lucas. Según parece, compuso también poesías religiosas, en la actualidad perdidas. De su obra quedan algunos fragmentos auténticos, conservados por Clemente Alejandrino, Orígenes y los Acta Archelai.
Con todo, no resulta fácil deducir de ellos la doctrina de Basílides, por lo demás expuesta de manera algo distinta por San Ireneo y San Hipólito Romano en sus tratados contra las herejías. Hendrix (Der Alexandrijnsche Haeresiarch Basilides, Amsterdam, 1926) intentó conciliar ambas exposiciones. Normalmente, la dificultad suele superarse suponiendo que uno de los dos heresiólogos pretende refutar las doctrinas del heresiarca y el otro las de sus posteriores adeptos; la actividad de Basílides, en efecto, se vio continuada por su hijo Isidoro, y su secta, que anuncia ya el maniqueísmo, subsistió en Egipto hasta fines del siglo IV.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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