Claude Louis Berthollet
(Talloires, Francia, 1748 - Arcueil, id., 1822) Químico francés. Estudió medicina en Turín (1768) y posteriormente se trasladó a París. Académico electo en 1780, sus investigaciones con el ácido hidrociánico (prúsico) y con el cianhídrico le condujeron a discrepar de Lavoisier en la cuestión de si la presencia de oxígeno es esencial en todos los ácidos. Berthollet descubrió la composición del amoníaco e introdujo el uso del cloro como agente blanqueador. En su obra sobre la teoría de las afinidades químicas Ensayo de estática química (1803) propuso una ley de proporciones indefinidas para las combinaciones químicas, opuesta a la de proporciones definidas de Proust. Aunque esta ley fue rechazada, la idea de Berthollet de que la masa influye en el curso de las reacciones químicas fue posteriormente vindicada en la ley de acción de masas enunciada por Guldberg y Waage.
Claude Louis Berthollet
Tras haber estudiado en Annecy y Chambéry, Claude Louis Berthollet se graduó en medicina en Turín, y en 1770 marchó a París, donde se dedicó a la química. Seguidor al principio de la teoría del flogisto de Georg Stahl, se decantó a partir de 1786 por la teoría de Lavoisier, de quien llegó a ser amigo. Enseñó química en la École Normale Supérieure, y, después de 1794, en la École Polytechnique. Como miembro de una comisión científica estuvo en Egipto con Napoleón; de él recibió grandes honores, que conservó durante la Restauración.
Claude Louis Berthollet contribuyó notablemente al desarrollo de la química industrial; se ocupó en particular de los tintes, introdujo la utilización del cloro en el blanqueo de las fibras textiles y del papel, descubrió los hipocloritos alcalinos y el clorato potásico, e investigó acerca del amoníaco, el hidrógeno sulfurado y el ácido cianhídrico. En 1789 fundó los Annales de chimie con Fourcroy y Guyton de Morveau, y junto a ellos figuró en el comité encargado de la revisión de la nomenclatura química.
La mayor aportación de Berthollet a su ciencia predilecta está integrada por sus ideas sobre la afinidad, que desarrolló en Indagaciones sobre las leyes de la afinidad (1801) y reunió luego en el Ensayo de estática química. Modificó las opiniones de Torbern Olof Bergman acerca de la afinidad, introdujo el concepto de masa en las reacciones químicas y puso en duda las relaciones constantes de los componentes en los compuestos. Las conclusiones erróneas fueron atacadas por Joseph Louis Proust, quien logró demostrar que Berthollet había experimentado con mezclas y no con verdaderos compuestos. La Societé d'Arcueil, fundada por él, publicó entre 1807 y 1817 algunos de sus estudios sobre química.
Su principal obra, Ensayo de estática química (1803), fue escrita cuando ya había abandonado completamente la teoría del flogisto para seguir decididamente a Lavoisier; en ella se encuentra también lo que el mismo Berthollet había publicado en sus anteriores Indagaciones sobre las leyes de la afinidad. Esto hace que el Ensayo posea una particular importancia en la evolución del concepto de afinidad química, que aparece como el desarrollo y a menudo como la corrección de las ideas ya apuntadas por Bergman y otros autores anteriores.
En oposición a Bergman, Berthollet sostiene que la fuerza de la afinidad química depende de la masa de las sustancias que entran en reacción, revelándose por lo tanto en relación con la fuerza de gravedad. De ello dedujo que no solamente la formación sino también la composición cuantitativa del cuerpo resultante dependía de las relaciones entre las masas de los componentes. Esto llevaba a la conclusión de que estos componentes debían combinarse, generalmente, según relaciones variables, lo cual estaba en oposición con los hechos.
A partir de 1799, y durante ocho años, Berthollet tuvo una memorable discusión sobre este punto con Joseph Louis Proust, que finalizó, sin embargo, con la derrota de Berthollet, puesto que Proust demostró que las relaciones de combinación no dependen de las masas de los componentes, sino que, por el contrario, son constantes, incluso cuando los dos componentes se combinan en distintas proporciones; en este caso, dichas relaciones varían "a saltos", no por grados, como equivocadamente creyó Berthollet en el caso de ciertos óxidos o sales (Ensayo de estática química, II, pág. 399 y sig.). La polémica, por tanto, había llevado a Proust no muy lejos de la "ley de las proporciones múltiples" que todo estudiante conoce.
El fracaso de Berthollet hizo que recobraran su auge las opuestas ideas de Bergman, pero el concepto fundamental del químico saboyano volvió a ser objeto de estudio (gracias a las investigaciones de Heinrich Rose, Marcelin Berthelot, Péan de St. Gilles y otros) especialmente por obra de Cato Maximilian Guldberg y Peter Waage en sus Estudios sobre las afinidades químicas (1867), quienes fundaron la conocida ley de acción de masas, hoy universalmente reconocida, y según la cual la acción química de una sustancia es proporcional a su cantidad activa.
Si en la ley de la dependencia de la afinidad química de la masa debe considerarse a Berthollet como precursor, más positivos son sus méritos cuando pone claramente de manifiesto que no se puede determinar la magnitud absoluta de la afinidad química (como Bergman sugirió en sus Opúsculos de física y química), ya que la "intensidad" de la misma está vinculada estrictamente a las propiedades físicas de los cuerpos en presencia. Entre éstas son principalísimas la "cohesión" y la "elasticidad". La primera, en relación con la distinta "solubilidad" de las diferentes sustancias; la segunda, con su varia "volatilidad". Así, explicó esos curiosos cambios en que la separación de un precipitado o el desprendimiento de un gas determinan el principio o el fin de una reacción; dicho de modo más preciso, afirmó que un cambio completo de sustancias se podía obtener solamente si (junto a la afinidad) intervenían también la cohesión y la elasticidad, y así se establecieron unos principios nuevos, que con el tiempo habían de producir numerosos e importantes frutos; justo es reconocer, en este sentido, que la fisicoquímica como nueva rama de la ciencia nació con el gran investigador francés.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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