José del Castillo

(Madrid, 1737-1793) Pintor español. Realizó cuadros religiosos, pintó al fresco y grabó al aguafuerte. A partir de 1764 trabajó en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, para la que preparó un centenar de cartones. Entre sus obras sobresalen Niños jugando al boliche y El estanque del Retiro.


Niños jugando al boliche (1780), de José del Castillo

José del Castillo recibió su primera formación en la Junta Preparatoria de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, bajo el magisterio del pintor José Romeo. Pensionado por el político y diplomático José de Carvajal, en 1751 se estableció en Roma e ingresó en el taller del italiano Conrado Giaquinto, con quien regresó a España cuando el monarca Fernando VI nombró a Giaquinto pintor de cámara.

La obtención en 1755 de una medalla de oro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (por sus dibujos La prisión de San Hermenegildo y Lot y sus hijos) le permitió acceder a los primeros encargos regios. Así, le fue requerida la ejecución de las cenefas de los tapices destinados al Palacio Real que se confeccionaban en la Real Fábrica de Santa Bárbara, así como algunos cuadros para la iglesia de las Salesas Reales de Madrid y unas copias de Lucas Jordán. Por todo ello recibió una nueva beca (1758) para estudiar en la Galería Farnesio de Roma, donde fue discípulo de Francisco Preciado de la Vega y conoció al arquitecto Juan de Villanueva, con quien visitó las ruinas de Pompeya y Herculano.

En 1764 regresó definitivamente a la Corte y se reintegró, esta vez como pintor y gracias a la mediación del marqués de Esquilache y al consentimiento de Anton Raphael Mengs, a la Real Fábrica de Tapices. A esta época corresponden los cartones La prudente Abigail ofreciendo vituallas a David y El Triunfo de José, así como los de los tapices que decoran las sobrepuertas de la pieza de conversación de la habitación del rey en el Palacio Real de Madrid; en todos ellos se aprecia el fuerte influjo de Giaquinto y, en menor medida, el academicismo de Mengs. José del Castillo pintó también dos cartones que completaban la serie iniciada por Guillermo de Anglois para la tapicería del dormitorio de Carlos III y, por encargo de Francisco Sabatini, los de la “pieza de cámara del serenísimo Sr. Príncipe Ntro. Señor en el Real Palacio de San Lorenzo”, con representaciones de escenas cinegéticas de cuidada composición.

Paralelamente a su trabajo en la Real Fábrica de Tapices cumplió diversos encargos de pintura de caballete, como los tres cobres para el oratorio del infante Carlos y los lienzos San Agustín entregando a los menesterosos los tesoros de la Iglesia (Madrid, convento de la Encarnación) y El abrazo de San Francisco y Santo Domingo (Madrid, iglesia de San Francisco el Grande). Su habilidad para el dibujo es patente en la serie creada para ilustrar la edición de Don Quijote que publicó la Real Academia Española en 1780, en la que también intervinieron artistas como Antonio Carnicero y Gregorio Ferro.

Otra faceta importante de su producción es la referente a los temas de carácter costumbrista, de los que José del Castillo fue pionero; en ellos huye, sin embargo, de los modelos flamencos de Teniers y Wouwermans, así como de las evocaciones de la pintura antigua (descubierta por aquellos años en Pompeya y Herculano), para optar por escenas madrileñas, de manera que sus cartones constituyen una crónica fiel de la sociedad burguesa de la época, a diferencia de los de su contemporáneo Francisco de Goya, más cargados de crítica social.

A esta línea temática pertenecen los tapices del tocador de la princesa de Asturias en el Palacio de El Pardo y los titulados La vendedora de cuajada, La fuente del Abanico, El estanque del Retiro, La bollera de la puerta de San Vicente, La naranjera, Niños jugando al boliche, La ramilletera de la Puerta del Sol y La fuente de las damas, entre otros. Del Castillo fue también autor de grabados como Jesús y los peregrinos de Emaús, La huida a Egipto, Cristo y los discípulos en la barca y Cristo se aparece a Abraham, mandándole rechazar a Agar. En 1785 ingresó como académico de mérito en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la que ejercería como teniente director de pintura desde 1788. Su hermano Fernando del Castillo (Madrid, 1740-1777) fue también un artista relevante; estudió pintura con Conrado Giaquinto y escultura con Felipe de Castro, y trabajó como pintor en la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].