Jacques Offenbach
(Jakob Eberscht; Colonia, Alemania, 1819 - París, 1880) Compositor y violoncelista francés de origen alemán. La opereta francesa tiene en Offenbach a su representante más universal.
Hijo de un cantor de la sinagoga de Colonia, se llamaba en realidad Jakob Eberscht (según otros, Jakob Lévy: el seudónimo Offenbach derivaría, según algunos, del lugar de nacimiento, que sería la pequeña ciudad de Offenbach, y no Colonia). Habiendo marchado muy joven a París, siguió durante un año el curso de violoncelo en el Conservatorio y entró después (1834) en la orquesta de la ópera Cómica.
Jacques Offenbach
Su primera opereta, Pascal et Chambord, fue representada el 2 de marzo de 1839 en el Théâtre del Palais-Royal, pero no dejó ninguna huella de su nombre. Alcanzó el éxito en 1849, cuando, habiendo obtenido la dirección de la orquesta del Théâtre Français, escribió la Chanson de Fortunio para la representación de la comedia El Candelero, de Alfred de Musset.
Offenbach comenzó con Pepito su afortunada carrera de compositor de operetas. En 1855 abrió un teatro propio, que llamó "des Bouffes-Parisiens". Debutó allí el 5 de julio con Les deux aveugles y Une nuit blanche, primeras de una serie de 87 operetas (sin contar los arreglos y los trabajos póstumos), la mayor parte de las cuales se estrenaron en su teatro. Pero hasta 1858 no conoció Offenbach un triunfo auténtico: entre las producciones de aquellos años sólo cuatro merecen citarse: Madame Papillon (1855), que marca el comienzo de su afortunadísima colaboración con Ludovic Halévy, Ba-ta-clan (1855), Tromb-al-Cazar (1856) y Le mariage aux lanternes (1857).
El 21 de octubre de 1858 los "Bouffes-Parisiens" presencian el estreno de Orfeo en los infiernos; irónico y audaz, Offenbach dibuja en esta obra un retrato despreocupado y realista, aunque parcial, de la sociedad del Segundo Imperio, sazonado con una música irresistible y pegadiza, por su ritmo, por su color y por su gracia melódica.
Siguieron, entre otras, Geneviève de Brabant (1859), Chanson de Fortunio (1861, desarrollo autónomo de El Candelero), Bavard et Bavarde (1862), Lieschen et Fritzchen (1863), hasta el 17 de diciembre de 1864 en que se representó, en el Théâtre des Varietés, la que se ha considerado su obra maestra, La bella Elena.
A ella le siguieron Barba Azul (1866), La vida parisiense (1866), La Gran Duquesa de Gérolstein (1867), todas con libreto de Meilhac y Halévy. Con La Périchole (1868), comienza Offenbach a buscar un mayor refinamiento, una sensibilidad más variada y delicada, un ambiente armónico más cuidado.
Vertvert (1869), La princesse de Trébizonde (1869), Les brigands (1869), Le roi Carotte (1872, con texto de Victorien Sardou), Les braconniers (1873); La jolie parfumeuse (1873), los arreglos de Orphée aux Enfers y de Geneviève de Brabant (1874 y 1875) y La boulangère (1875) marcan un continuo progreso en tal sentido, hasta Madame Favart (1878) y La fille du tambour-majeur (1879), que se resienten ya de una atmósfera massenetiana y se encuentran en el límite que separa espiritualmente, aunque no formalmente, la ópera de la opereta. Límite que Offenbach se había propuesto franquear definitivamente con Los cuentos de Hoffmann; esta obra le ocupó los últimos años de su vida y le abrió las puertas de la Opéra Comique, aunque después de su muerte, ya que fueron representados el 10 de febrero de 1881.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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