Manuel Ruiz Urriés de Castilla
(Manuel María Ruiz Urriés de Castilla y Pujadas, conde de Ruiz de Castilla; Ortilla, Huesca, 1734 - Quito, 1812) Administrador colonial español. Viajó al Perú hacia 1779 como corregidor de las provincias de Chilque, Paruro y Masqués donde, como coronel, luchó contra la insurrección de Tupac Amaru. Actuó como gobernador e intendente de las minas de Huancavelica en 1790, y presidió la Audiencia de El Cuzco hasta 1802. En 1808 fue nombrado presidente de la Audiencia de Quito, donde le tocó afrontar los intentos independentistas de aquellos años que tanta sangre costaron a los quiteños.
Manuel Ruiz Urriés, conde de Ruiz de Castilla
Fue depuesto de su cargo por el levantamiento del 8 de agosto de 1809, que estableció una junta con el Marqués de Selva Alegre como presidente. Manuel Ruiz Urriés de Castilla fue recluido en un pueblito cercano a Quito. Restablecidas la fuerzas realistas, volvió a su antiguo puesto e, incumpliendo su palabra, promovió una dura represalia contra los dirigentes de la insurrección, poniéndolos a todos en prisión. El proceso fue enviado a Bogotá (Ruiz Urriés de Castilla intentaba así evadir la responsabilidad). Mientras tanto el coronel Arredondo aumentaba el mal trato contra los presos y el pueblo quiteño se armaba para liberarlos. También por aquellos días viajaba en dirección a Quito Carlos de Montúfar Larrea, hijo del Marqués de Selva Alegre, como comisionado regio para pacificar la ciudad.
Pero antes de su llegada, tuvieron lugar los acontecimientos del dos de agosto de 1810, cuando un grupo de conspiradores intentó liberar a los presos asaltando el Cuartel Real de Lima. Esto dio pie para que las fuerzas del capitán Galup asesinaran a los indefensos presos y al pueblo que intentaba liberarlos. Se calcula que murieron más de doscientos. El pueblo reaccionó con tales desórdenes callejeros y saqueos y con tal ansia de revancha que Arredondo tuvo que salir de la ciudad, dando paso a las tropas de Juan de Aldarete, venidas de Panamá.
Manuel Ruiz Urriés de Castilla se esforzaba mientras tanto por lograr que el virrey de Bogotá impidiera el paso de Montúfar, pero éste se las ingenió para llegar hasta Quito, donde eligió una nueva Junta Superior de Gobierno, bajo la presidencia del mismo Ruiz Urriés de Castilla. La Junta se rompió el 9 de octubre de 1810 con el virreinato de Santa Fe de Bogotá, y dos días después proclamó su independencia respecto a la Corona española.
Ruiz Urriés de Castilla se vio relegado a un forzado retiro en La Merced, mientras sus más estrechos colaboradores huían y se refugiaban en zonas donde las fuerzas realistas aún ostentaban el poder; en octubre de 1811 renunciaba finalmente a la presidencia de la Junta, y era suplantado por el obispo Cuero y Caicedo. La independencia no estaba todavía consolidada.
Del norte del país llegó el rumor de la movilización de fuerzas hacia Quito para reponer a Ruiz Urriés de Castilla en el mando. Entonces los vecinos del barrio de San Roque bajaron furiosos a La Recoleta de La Merced y, tomando al anciano Ruiz Urriés, lo apalearon en plena calle, y lo hubieran linchado si las autoridades no se lo hubieran arrebatado de las manos. Puesto en prisión, Ruiz Urriés de Castilla no recibió atención alguna. Murió el día 18 del mismo mes a consecuencia de las heridas y del maltrato recibido. Aunque era considerado hombre afable y caritativo, el pueblo no le perdonó la traición que provocó la prisión y muerte de los próceres del 10 de agosto de 1809.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
[fecha de acceso: ].