Wolfgang Amadeus Mozart

 
La flauta mágica. En su último año de vida sufrió un continuo empeoramiento de su situación económica y de su salud. En mayo fue nombrado adjunto al maestro de capilla de la Catedral de San Esteban, pero era un puesto sin remuneración, y sólo le daba derecho a ser nombrado maestro a la muerte del titular. A pesar de ello, los encargos continuaron acumulándose. La clemencia de Tito, escrita sobre un libreto de Pietro Metastasio, adaptado por Caterino Mazzolá, no gustó al público en su estreno el 6 de septiembre en Praga. En medio de tanta desventura, constituyó un rayo de luz la llegada a Viena de la compañía teatral de Schikaneder, que le encargó una ópera musical alemana de asunto fantástico, La flauta mágica. Mozart se aferró con energía desesperada a este trabajo, a pesar de su mala salud, e inyectó en él toda su irreductible necesidad de vida, de alegría y de confianza en la humanidad. La flauta mágica fue estrenada el 30 de septiembre y, a pesar de que el éxito no fue inmediato, se fue consolidando según avanzaban las representaciones. En la imagen, la partitura autógrafa de La flauta mágica (detalle de la primera hoja).