Luis XIV de Francia

 
El palacio de Versalles. Las relaciones entre Luis XIV y la Maintenon coincidieron con el traslado de la corte a Versalles, el inmenso palacio que el soberano había hecho construir para ser sede de la monarquía y el gobierno, lejos de la bulliciosa capital. Nunca antes se había erigido un edificio tan ostentoso, que no sólo debía reflejar la riqueza y magnificencia del rey, sino también deslumbrar a los humildes embajadores que lo visitaban. Jules Hardouin Mansart fue el arquitecto principal, Le Nôtre se ocupó del diseño de los jardines y Charles Le Brun acometió la decoración de los interiores del palacio. El resultado fue un espléndido conjunto que hoy es considerado la cumbre del clasicismo francés. Allí se desarrolló la vida de la corte más rica de Europa; muchos miembros de la aristocracia abandonaron sus propiedades y acudieron en tropel, atraídos por el ininterrumpido espectáculo de Versalles. Ballets, conciertos, danzas en los jardines o en los soberbios salones, misas ceremoniales, partidas de caza en el bosque cercano, paseos junto a las fuentes, ágapes interminables y solemnes recepciones se sucedían sin un momento de reposo. Tan sólo la presencia de madame de Maintenon parecía proyectar un poco de sosiego en aquella continua fiesta. En la imagen, Le Château de Versailles en 1722, de Pierre-Denis Martin.